Conoce tu Gravitostato y Engáñalo para Quemar más Grasa
Radio Fitness Revolucionario - Un pódcast de Marcos Vázquez
Nuestro cuerpo intenta mantener un cierto rango de grasa corporal, utilizando para ello multitud de mecanismos de retroalimentación. De ellos, el control realizado por la leptina es el más poderoso. La leptina es una hormona segregada por las células de grasa (adipocitos), por lo que sus niveles en sangre son un buen indicador del nivel de grasa acumulada. Al perder grasa la leptina se reduce y el cerebro ralentiza el metabolismo, además de señalizar más apetito y hacer que te muevas menos. Este mecanismo de regulación es conocido como adipostato, y aunque fue muy útil en la era de las cavernas, es ahora la kryptonita de las dietas. Por suerte existen estrategias para hackear nuestro adipostato, como por ejemplo las recargas y los descansos. Tenemos además otro mecanismo de regulación independiente, que en vez de vigilar el nivel de leptina en sangre analiza directamente el peso a través de sensores en los huesos (detalle). Más peso implica más efecto de la gravedad sobre ellos, de ahí su nombre: gravitostato. Hoy entenderás cómo funciona este gravitostato y cómo podrás engañarlo para perder grasa con más facilidad. Engañando a tu gravitostato Hace tiempo se especulaba con la capacidad de nuestros huesos de percibir nuestro peso y enviar información al cerebro, como si de una báscula interna se tratase. Si por ejemplo se eleva el peso, el cerebro podría reducir el hambre, al entender que tenemos suficientes reservas de grasa. Los huesos pueden sentir tu peso a través de sus células (osteocitos), enviando información al cerebro. Para validar esta teoría, un estudio implantó una cápsula con peso en ratas y ratones obesos, observando que al hacer esto efectivamente comieron menos y perdieron más peso que el grupo de control, al que implantaron una cápsula sin peso. Al aumentar el peso de ratas y ratones con un peso externo comen menos y pierden más peso. Fuente: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5777058/ La gráfica anterior refleja el peso real de los ratones, descontando el peso externo añadido. Si consideramos ambos (peso del ratón más el añadido), vemos que los ratones lastrados pierden un peso equivalente al añadido, hasta alcanzar el peso promedio del grupo de control. Es decir, su cuerpo promueve la pérdida de grasa hasta regresar al peso anterior. Y es el gravitostato el encargado de realizar este control. El cerebro intenta deshacerse del "nuevo" peso, quemando grasa para recuperar el peso anterior. Gravitostato: De Ratones a Humanos ¿Funcionaría un enfoque similar en humanos? Un estudio reciente parece confirmarlo. Dividieron a 72 sujetos con obesidad tipo 1 (30-35 de IMC) en dos grupos. Ambos grupos llevaron un chaleco lastrado ocho horas al día durante tres semanas, pero con distintas cargas. En un grupo el peso del chaleco era equivalente al 1% del peso de cada sujeto (carga baja) y en el otro se cargaba el chaleco con el 11% de su peso (carga alta). A las tres semanas, el grupo con más carga perdió más grasa y ganó más músculo que el grupo con apenas carga. El grupo que llevó más carga perdió más grasa (fat mass) y ganó más músculo (Fat free mass). Fuente: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2589537020300821 La teoría del gravitostato parece bastante sólida, pero serán necesarios más estudios para confirmar su eficacia. Podría tener además dos limitaciones importantes a considerar: Parece más efectivo en caso de sobrepeso claro, y menos en personas que ya tienen un peso adecuado. La activación del gravitostato es menor si pasas mucho tiempo sentado. El movimiento potencia la acción de la gravedad. Si pasas el día sentado en un acolchado sofá, tus huesos no detectarán mucha carga. Otro posible inconveniente es que necesitarías llevar el chaleco muchas horas al...