Mary Shelley en las Grandes Biografías de Zafarrancho Vilima

Zafarrancho Vilima - Un pódcast de Zafarrancho Vilima

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La pequeña Mery nació en Londres el 30 de agosto de 1797 con tó la caló. Su madre fue la filósofa y muy feminista escritora Mary Wollstonecraft y su padre el periodista, novelista y también filósofo William Godwin. Como pa decirle a los padres que quería ser fisioterapeuta. Bueno, a su padre, porque su madre murió de una infección postparto, que aquella época todavía iban de una colonoscopia a un parto sin darse ni un agüita en las mano. De hecho es un milagro que tanta gente hayamos llegao hasta aquí. Tras este triste suceso Mary y su hermana mayor FANNY, hija ilegítima de un amorío de su madre Mary con un americano, fueron criadas por el padre de Mary. Cuando Mary tenía 3 años su padre se casó con su vecina Mary, como su difunta mujer; el padre sólo se equivocaba de nombre cuando llamaba al perro, que le decía… FANNY. La ama de llaves decía que Mary era muy feliz, pero por lo visto la segunda Mary del padre, que ya tenía otros dos hijos, era mala de echarle sal al azucarero. Menos mal que entre que la niña era lista y el padre le dejaba entrar en su biblioteca, la chiquilla se entretenía leyendo libros en griego, lo normal de cualquier chiquilla de 10 años. En 1811, cuando tenía 14 años, el padre la mandó 6 meses a un campamento de verano, pero en 1812 la tuvo que sacar porque le decían que ya hacía frío. Luego la mandó a Escocia con la familia de un radical disidente, por si quedaba en la niña un resquicio a salvo de trauma, aunque parece ser que a ella le gustó y volvió a la casa en 1813 para vivir otros 10 meses más. Bueno, que le gustó vivir allí y que conoció a Percy B. Shelley. Percy era un poeta y filósofo radical, porque se ve que en aquella época todo el mundo llevaba botas con pinchitos, recién separao y que había sido influenciado por la obra del padre de Mary. Miembro de una familia aristócrata, como la familia de Alba pero pagando impuestos por las herencias, quiso ayudar al padre de Mary a saldar sus deudas, aunque cuando los padres se enteraron le hicieron un “Paris Hilton” y lo desheredaron. Después de meses comiéndole la oreja a su futuro suegro de que le iba a terminá de pagá la Chrysler Voyager, tuvo que reculá y decirle que vendiera la Chrysler y se comprara un Clio. El padre de Mari no se enfadó, pero le dio coraje, por lo que Mary y Percy tuvieron que encontrarse a escondidas en la tumba de su madre, porque se ve que no había descampados por allí cerca. El 28 de julio de 1814, los dos enamorados, de 17 y 22 años, escaparon y empezaron a dar vueltas por Europa en el interrail de Pedro Sánchez, pero tuvieron que volver a Londres porque les caducó el abono. En esta época Mary tenía la frente pa proyectar “Tiburón” en el pueblo una noche de verano y la narí como los pajarito que se comen las mihitas de las mesa de los 100 montaditos. De tanto rosetaso por el movimiento del tren, Mary se quedó embarazada. No tenían dinero y encima Percy acababa de tener un niño con su ex-mujer, porque se había separado, pero poco. La niña nació prematura a los 6 meses y en 1815 las posibilidades de sobrevivir a eso son las mismas de encontrar un aguacate maduro pa comerlo en el mismo día. Entonces Mary, siempre enamorada de Percy, se apoyó en Thomas Jefferson Hogg, con quién también tuvo un flirteo porque la casa de Mary parecía la isla de las tentaciones. Mary volvió a quedar embarazada de Percy y sus finanzas mejoraron porque se murió el agüelo de Percy y le dejó un reló bueno. Así que en mayo de 1816 decidieron pasar el verano en Ginebra, en casa de Lord Byron, que había dejado embarazada a la hermanastra de Mary, FANNY no, otra. Allí empezó a llegar gente que parecía aquello las rebajas de Galerías Preciados. Mary, que se hizo llamar la Sra. Shelley porque allí tor mundo parecían primos y en un descuido había un empujón, se quejaba del clima porque se creería que estaba en Mallorca, pero lo remediaron encerrándose en la mansión, leyendo historias alemanas de fantasmas, que dan más miedo porque están en alemán, y hablando de los experimentos de Erasmus Darwin, el del Carnaval no, otro, que decía revivir materia muerta metiéndole los deos en un enchufe. Entonces a Lord Byron se le ocurrió la idea de que cada uno escribiese su propia historia sobrenatural. Percy rellenó la declaración de Hacienda, Polidori engendró la figura del vampiro y Mary, la de Frankenstein, aunque la novela no sería publicada de manera anónima hasta enero de 1818. Cuando volvieron a Inglaterra se encontraron con más problemas que el ingeniero de Calatrava así que se fueron a vivir a Italia huyendo del cobrador del Ocaso. Allí Mary perdió a sus dos hijos, pero tuvo un cuarto. Lo que yo os diga, estamos aquí de puro milagro. Mery se refugió en su hijo, la lectura y la escritura y Percy con otra de la pandilla, porque ahí no se sabía ni de quién eran los niños. Al final Percy se fue de despedida de soltero con un barquito a Ibiza y llegó a la playa como un muñeco de gomaespuma. Ya viuda volvió a Inglaterra donde la seguía esperando el del Ocaso. Desgraciadamente a Mary le empezó a doler mucho la cabeza y como todavía no había paracetamol, falleció con 53 años en Londres, el 1 de febrero de 1851, aunque ustedes siempre podrán recordarla cada vez que a alguien le den un empujón o alguien se compre un Clio.