Concha Velasco en las Grandes Biografías de Zafarrancho Vilima

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Hoy recordaremos a una de las actrices más entrañables y profesionales del panorama español, Concepción Velasco Varona, Conchita Velasco hasta que Franco se dio de baja PepePhone, Cocha Velasco en adelante. La pequeña Conchita nació el 29 de noviembre de 1939 en Valladolid. Hija de la maestra republicana Mari Cochi Varona y del militar franquista, comandante de caballería, Pío Velasco Velasco, que cuando se juntaban las dos familias en Navidad, eso daba más miedo que comprarle en Carnaval un plato de ostiones a uno con el brazo más pinchao que el deo de un diabético. Concha tuvo un hermano, Manolo Velasco, dos años menor que ella, que era el que se llevaba tó los cates de la casa. En 1944, cuando Cocha tenía 5 años, se mudaron a Marruecos, donde inicia su formación en danza clásica, y aunque se volvieron a mudar cuando tenía 10 años a Madrid, siguió con la danza en el Conservatorio Nacional hasta los 20 años, pero no triunfó tanto como bailarina porque el padre no aparcaba en la puerta. Concha fue de las que estudió en la universidad de la vida, de hecho su profesor de ballet le dijo que no podría bailar la muerte del cisne hasta que no tuviera por lo menos 30 años, hubiera amado, tenido hijos, y vivido alegrías y amarguras, vamos, hasta que no le diera un viaje fuerte la ciática por primera vez. Y Concha no tenía que bailar mal porque consiguió una beca para seguir formándose en Londres, pero en su casa la situación económica era tan mala que las croquetas las hacían a la plancha. Se ve que lo único que cubría era el bonobús con un salto, así que Concha no pudo ir y se puso a trabajar. Después de su debut en A Coruña como bailarina de la Compañía Nacional de Ópera, fue contratada como bailarina de flamenco en la compañía de Manolo Caracol, y en muy poco tiempo se incorpora a la revista de Celia Gámez. En 1954, cuando Concha tenía 16 años se estrena en la gran pantalla con el film “La reina mora”. Para conseguir un papel de actriz en el cine sin formación ninguna tuvo que poner en el CV nivel medio de inglés, nivel usuario de paquete office e hija de militar franquista, que aquí nadie se bautiza si no tiene padrino. A partir de entonces fue indispensable en las comedias de los años 50 y 60. Conchita Velasco se convirtió en la chica ye-yé, apodo que le vino tras el éxito de la canción de mismo nombre. Conchita cantaba menos que Alaska pero aún así le siguieron la grabación de 11 discos más. A finales de los años 60 comienza a interpretar “papeles de esposas” de las principales figuras del cine español del momento como Alfredo Landa, Antonio Ozores o Tony Leblanc, en un género de comedia ligera tan frecuente en el cine español que pa encontrar una película de susto en el videoclub tenías que buscar una en la que saliera Rossy de Palma. En 1976 conoció al director de fotografía Fernando Arribas Campa de quién se enamoró y se quedó en cinta. Al proponerle matrimonio, Fernando la rechazó pero que no era por él, era por su mujer con la que ya estaba casado. Así que Conchita se convirtió en madre soltera, porque ella era más moderna que ir con los tobillos al aire. En 1977 se casó con el productor Paco Marsó con el que tuvo a su segundo hijo, y que si le llega a poner más cuernos, Concha podría haber interpretado también a Islero en la película de Manolete. Tras la transición supo evolucionar a papeles más dramáticos y complejos, tanto en el cine como en el teatro. En los años 80 fue frecuente verla presentando programas de televisión. Conchita se había convertido en Cocha Velasco. En esta época ya tenía el pelo como Isabel Gemio, los pendientes gordo de bisutería y la sonrisa siempre puesta que parecía que le habían escayolao la boca por dentro. Fundó su propia compañía de teatro en 1985 junto al mamarracho de su marido, del que por cierto se separó en el 2010, que ya tenía aguante Concha. Esta fue una intensa etapa de trabajo, y como la compañía era suya, no tuvo que hacer de árbol. En las elecciones generales de 2008 fue una de las fundadoras de la plataforma de apoyo a Zapatero junto a otros artistas, porque su padre era franquista pero una madre republicana marca más que la funda de bolitas de madera de los taxistas. Fue nominada a los Goya, pero se llevó este fantástico juego de la Ruleta de la Fortuna, así que le dieron uno honorífico en 2012 a toda su trayectoria. También publicó dos libros de memorias, Jhonny Mnemonic y Memorias de África. En 2019 tuvo que vender su casa para saldar años de deuda con la Hacienda española de 265.000€, que si eso llega a ser lo que debía Shakira, lo paga con lo que lleva suelto en el monedero. Desgraciadamente, un bichito que montó la tienda campaña en su sistema linfático en 2014 se la llevó el 2 de diciembre de 2023 aunque ustedes siempre podrán recordarla cada vez que se titule en la universidad de la vida o lleve unos pendientes gordo de bisutería.