Carmen de Mairena en las Grandes Biografías de Zafarrancho Vilima

Zafarrancho Vilima - Un pódcast de Zafarrancho Vilima

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Hoy volvemos atrás en el tiempo para recordar a Miguel Brau Gou, la que tenía tó el poderío en el “madroño” metío. El pequeño Miguel nació el 29 de octubre de 1933 en Barcelona, en el barrio del Raval, que es como un Escape Room que hay allí, pero sin nadie que te ayude si te atascas. A los 12 años trabajaba de recadero del farmacéutico, porque las otras opciones del pueblo eran el cura o el guardia civil. Contaría siempre que a los 16 años actuó en varias películas por las que cobraba 700 pesetas por cada una, pero parece que esto es más falso que un bolso de BIMBA y BIMBA. Su madre se dio cuenta que era homosexual porque por culpa de la ley de vagos y maleantes su hijo se llevaba más tiempo en comisaría que Joaquín en el show de Bertín Osborne. En 1959, a los 26 años, debutó como artista de variedades lo que le permitió obtener cierto renombre como cantante de cuplé, porque sí, señores y señoras, cantaba cuplé y cantaba mejó que David Civera. Pero en 1960, por lo visto le hablaba a Pedrito Rico y eso pa los grises era como echarle mayonesa al cazón en adobo, así que los detuvieron y a Miguel le dejaron la cara que tuvo que trabajar con su padre un año de albañil hasta que se le bajara la inflamación. Padre que por cierto adoraba a su hijo y que era su fan no1, acompañándolo a todos los espectáculos hasta que se puso malito. Cuando a Miguel se le pasaron los efectos de la reunión con los guardias civiles, volvió a los escenarios, llegando a actuar con otros grandes cupletistas de la época. Pero en la década de los 70, rondando los 40, conoció a un hombre, llamémosle Fulgencio, que decía que era poco femenina, porque POR LO QUE SEA, lo de que se llamara Miguel y se le marcara en el bolsillo un nokia con antena, a Fulgencio no le parecía raro. Así empezó su transformación a CARMEN DE MAIRENA, por fuera y por dentro, porque se ve que Fulgencio se clavó la antena del nokia y a los 2 años la dejó por otra. Ella quería parecerse a Sara Montiel y a Marujita Díaz, que a Sara no, pero que al final con Marujita, casi roza el palo. Su transformación, que no llegó a gustar demasiado, afectó negativamente a su carrera de cupletista, y la pobre Carmen acabó de” prestituta” en el Raval, que no podía haber elegido lugar más poético para ejercer esa actividad. En esta época, si le ponías un antifaz, ya parecía una tortuga ninja. Se infiltró tanta silicona líquida en la cara, el pecho y la cadera, que si te sentabas encima de ella y parecía una cama de agua. Y en los años 80, cuando Carmen tenía 60 años, conoció a Javier Cárdenas, empezando así su carrera televisiva y siendo muy frecuente verla en programas de gran audiencia como Crónicas Marcianas. Durante esta etapa nos dejó grandes éxitos y citas literarias como “JAPY BERRY TU YU” o “Yo tengo mucho glamour porque me ambiento el sobaco con ambipur”. Incluso llegó a participar en varias películas, como “Makinavaja 2”, “Torrente 4”, “FBI” en la broma a Arlequín, o una película de pelo con Dinio. Carmen ya tenía 73 años, pero los que la conocieron dicen que seguía siendo una persona afable y muy generosa. Pero Carmen, endeudada hasta las cejas, empezó a alquilar las habitaciones de su casa para que la gente hiciera empanadas chilenas, hasta que un día un cliente se murió haciéndole los filitos a la empanada con un tenedó. Lo vistieron, lo sacaron a la calle y llamaron a la ambulancia diciendo que le había dao una subidita de ázucar, viéndose entonces envuelta en una macrooperación policial contra varias redes de proxenetas. Pero en 2008 fue puesta en libertad porque el juez no vio posibilidades que Carmen se fugara sin que nadie la viera. Cuando su fama se fue apagando, el Gran Wyoming la llevó en 2009 a “El intermedio” para hacer un scketch en el que hacía de Franco, brindándole la oportunidad de poner un gran broche a su etapa televisiva. En 2010 la fichó el partido CORI para las elecciones del Parlamento en Cataluña, presentándose con el lema “Tenéis que votarme porque soy elegante por detrás y por delante”. No consiguieron representación parlamentaria pero sí más votos que UPyD. Carmen ya tenía 77 años. Ya nadie la llamaba para hacer un bolo o ir a un plató, así que sus amigos le organizaban fiestas pagadas por ellos mismos para que creyera que estaba trabajando y llegara a su casa más contenta que Juan y Medio en un geriátrico. Misterio Nazi. Desgraciadamente, Carmen de Mairena nos dejó el 22 de marzo de 2020, a los 87 años, aunque ustedes siempre podrán recordarla cada vez que se coman una empanada chilena o conozcan a una persona muy generosa.