Antonina Carollo; Íntimo Vilima - Zafarrancho Vilima 293

LA EXTRAORDINARIA HISTORIA DE LA MISIONERA FLAMENCA. DE EMPRESARIA EN ITALIA A ARTISTA CALLEJERA EN SEVILLA. Se llama Antonina Carollo, nació en Palermo, la capital de Sicilia pero allí se siente como la última pieza de un puzzle equivocado. Llegó a Sevilla precediendo la pandemia como misionera de una iglesia evangélica en una de esas zonas de la capital que no visitan los turistas. Con estudios en alta dirección de empresa en la reputada escuela de negocios Bocconi de Milán, Antonina lo dejó todo: su iniciativa empresarial, el calor de una familia acomodada siciliana y la comprensión de un padre con códigos de honor férreos e inexpugnables para evangelizar en Sevilla. Antonina, enamorada del flamenco da testimonio del carpintero de Nazaret como artista callejera. Probablemente la hayas visto bailando con la tabla de madera que encargó a otro carpintero, este de Sevilla, a modo de tablao y de púlpito. Haga frío, lluvia, viento o calor (...o calor), proclama su fe en las escrituras y en el flamenco de manera impenitente. No donde más turistas pudieran admirarla y echarle una moneda sino donde Dios le señala, aunque a veces sólo actúe para tres o cuatro viandantes. Su fe es de las que raramente se ven por ser más de clausura que de procesión pública. Ella exhibe su buena nueva y reza por todos aquellos que conoce. Tras su aire de ejecutiva de un consejo de administración, hay un relato con más penitencias que jubileos. Vive la vida con la seguridad de que todo saldrá bien porque Dios aprieta pero no ahoga y cuando menos lo espera siempre llega un samaritano a devolverle una parte de todo lo que ella da con sacrificio, sufrimiento y abnegación.