Ven, Sígueme con Pepe Valle | No se haga mi voluntad, sino la tuya

Ven, Sígueme con Pepe Valle de Central de las Escrituras - Un pódcast de José Valle - Lunes

Solamente hubo tres testigos terrenales del sufrimiento de Jesucristo en el Jardín de Getsemaní, y estuvieron dormidos la mayor parte del tiempo. En aquel jardín y luego en la cruz, Jesús tomó sobre Sí los pecados, los dolores y los sufrimientos de cada persona que haya vivido, aunque casi nadie de los que vivían en ese momento supieran lo que estaba pasando. Los acontecimientos más importantes de la eternidad suelen ocurrir sin recibir mucha atención del mundo, pero Dios el Padre lo sabía. Él escuchó las súplicas de Su fiel Hijo: “… Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle” (Lucas 22:42–43). Aunque nosotros no estuvimos presentes para atestiguar ese acto de altruismo y sumisión, somos testigos de la expiación de Jesucristo. Cada vez que nos arrepentimos y recibimos el perdón de nuestros pecados, cada vez que sentimos el poder fortalecedor del Salvador, podemos testificar de lo que ocurrió en el Jardín de Getsemaní.