Ven, Sígueme con Pepe Valle | Hechos 6-9 | ¿Qué quieres que yo haga?

Ven, Sígueme con Pepe Valle de Central de las Escrituras - Un pódcast de José Valle - Lunes

Si alguien parecía ser una persona con pocas probabilidades de convertirse, quizás ese era Saulo, un fariseo que tenía la reputación de perseguir a los cristianos. Así que, cuando el Señor le dijo a un discípulo llamado Ananías que buscara a Pablo y le ofreciera una bendición, es comprensible que Ananías se sintiera renuente. “Señor”, dijo él, “he oído de muchos acerca de este hombre y de cuántos males ha hecho a tus santos” (Hechos 9:13). Pero el Señor conocía el corazón de Saulo y su potencial, y tenía una misión en mente para Saulo: “… instrumento escogido me es este para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes y de los hijos de Israel” (Hechos 9:15). Ananías obedeció, y cuando se encontró con quien había sido un perseguidor, le llamó: “Hermano Saulo” (Hechos 9:17). Si Saulo pudo cambiar completamente, y Ananías pudo aceptarlo sin reserva alguna, ¿deberíamos considerar a alguien, o incluso a nosotros mismos, como personas difíciles de cambiar?