Alma 32–35 | Podcast del Libro de Mormón con Pepe y Ariel

Ven, Sígueme con Pepe Valle de Central de las Escrituras - Un pódcast de José Valle - Lunes

Para los zoramitas, la oración consistía en ponerse de pie en un lugar donde todos pudieran verlos, y repetir palabras vanas y autocomplacientes. Los zoramitas no tenían fe en Jesucristo —incluso negaban Su existencia— y perseguían a los pobres (véase Alma 31:9–25). Por el contrario, Alma y Amulek enseñaron que la oración estaba más relacionada con lo que sucede en el corazón que con lo que sucede en el ámbito público. Y si no mostramos compasión hacia las personas necesitadas, nuestra oración “es en vano y no […] vale nada” (Alma 34:28). Lo más importante es que oramos porque tenemos fe en Jesucristo, quien ofrece redención mediante Su “sacrificio infinito y eterno” (Alma 34:10). Alma explicó que esa fe comienza con la humildad y con un “deseo de creer” (Alma 32:27). Con el tiempo, y al nutrirla constantemente, la palabra de Dios echa raíz en nuestro corazón hasta convertirse en “un árbol que brotará para vida sempiterna” (Alma 32:41).