2 Nefi 6-10 | Podcast del Libro de Mormón con Pepe y Ariel

Ven, Sígueme con Pepe Valle de Central de las Escrituras - Un pódcast de José Valle - Lunes

“¡Oh cuán grande es el plan de nuestro Dios!” Ya habían transcurrido al menos cuarenta años desde que la familia de Lehi había partido de Jerusalén. Se hallaban en una tierra desconocida, a medio mundo de distancia de Jerusalén. Lehi había muerto, y su familia ya había comenzado un conflicto que duraría varios siglos entre los nefitas —“que creían en las amonestaciones y revelaciones de Dios”— y los lamanitas, que no creían (2 Nefi 5:6). Jacob, que era un hermano menor de Nefi y había sido ordenado como maestro de los nefitas, quería que el pueblo del convenio supiera que Dios nunca los olvidaría, por lo que ellos nunca debían olvidarlo a Él. Se trata de un mensaje que ciertamente necesitamos en la actualidad (véase Doctrina y Convenios 1:15–16). “[A]cordémonos de él […], porque no somos desechados […]; grandes son las promesas del Señor”, declaró Jacob (2 Nefi 10:20–21). Entre esas promesas, ninguna es mayor que la promesa de la “expiación infinita” para vencer la muerte y el infierno (2 Nefi 9:7). Por ello, Jacob concluye diciendo: “Anímense, pues, vuestros corazones” (2 Nefi 10:23).