022624 — Atesorando En El Cielo

Un Minuto Con Dios - Un pódcast de Dr. Rolando D. Aguirre

Se acercaba el cumpleaños número noventa de una mujer y mientras reflexionaba sobre las celebraciones pasadas, pensó en todos los regalos materiales que había recibido a lo largo de los años: porcelanas, objetos para su colección, detalles para la vitrina, etc. Pero este año, cuando sus hijos comenzaron a planear la fiesta, ella sorprendió a todos al pedir algo diferente: "Todo lo que deseo son besos y abrazos, dos cosas que no tenga que limpiar el polvo constantemente". Este gesto simple pero significativo nos recuerda una verdad profunda: al final, no podemos llevarnos nada material de este mundo. La sabiduría de aquellos que dicen "nada te llevas de este mundo" es innegable. La Biblia nos enseña a no acumular tesoros terrenales, sino a buscar tesoros en el cielo, donde podemos disfrutar de ellos por la eternidad. Estos tesoros celestiales no requieren limpieza constante, sólo nos brindan alegría y satisfacción duraderas. Las recompensas que obtenemos por servir a Dios superan con creces cualquier logro terrenal. Estas recompensas son eternas y no están sujetas a la pérdida o el deterioro. Cuando nos involucramos en el servicio a Dios con nuestros dones y talentos, descubrimos las innumerables bendiciones y recompensas que Él tiene reservadas para nosotros. La Biblia dice en Mateo 6:20-21, ““Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar. 21 Donde esté tu tesoro, allí estarán también los deseos de tu corazón,” (NVI)