021224 — Los Lamentos

Un Minuto Con Dios - Un pódcast de Dr. Rolando D. Aguirre

Los lamentos son parte natural de la vida. Yo siempre he dicho que aquel que no se lamenta de algo es porque no ha tomado ningún riesgo o no ha aprendido realmente a vivir. Sin embargo, en medio de todos nuestros lamentos encontramos un gran aprendizaje. Un lamento es en sí una expresión de tristeza o de queja. Por ejemplo, alrededor de un tercio de los salmos entran en esta categoría, lo que nos muestra que Dios recibe con agrado aún este tipo de oraciones. De hecho, son un componente esencial de la comunicación con el Señor como lo son la alabanza, la adoración, la confesión y la intercesión. Nuestros lamentos pueden estar llenos de dolor, ira y confusión, pero Aquel que nos creó no se sorprende ni se ofende por nuestras palabras y emociones desordenadas que parecen no tener filtro alguno. Muchos eruditos creen que los Salmos 42 y 43 fueron en algún momento un solo cántico. Allí encontramos un estribillo intercalado que dice: ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Después de un recuento doloroso y real de sus circunstancias, el salmista expresa su desesperación ante Dios y nos anima a esperar en Él. Este es un recordatorio de que podemos ser sinceros, venir a Él y confiar en Él incluso durante nuestros días más sombríos. La Biblia dice en el Salmo 42:5, “¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío”. (RV1960)