El Carisma del Salmista-Cantor.
Solo Catecumenos ( Solo Para Católicos) - Un pódcast de solocatecumenos
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Fragmento de una catequesis de Kiko en la convivencia de cantores en Roma el 16 de marzo de 1980. Todos podemos cantar en nuestra casa. Los invito a cantar. El canto es muy importante en la comunidad cristiana. En muchos de los Ritos cristianos antiguos -lo mismo ocurre en los hebreos- toda la liturgia es cantada. El canto expresa la verdadera naturaleza de la Iglesia: pueblo orante y exultante, reunido por la palabra de Dios en el Amor. El fruto de la Palabra, bajando como rocío y tomando posesión de la asamblea, ha producido -amor, comunión fraterna- vuelve a Dios subiendo hasta lo alto como suave perfume en forma de canto a una sola voz, "con un solo corazón y una sola alma". Pablo VI, en una serie de catequesis tenidas los miércoles desde el 8 de julio al 15 de septiembre de 1976, dedicadas al tema de la reconstrucción de la Iglesia en la presente generación, ha afirmado: "Hay que construir la Iglesia... lo repetimos, la Iglesia debe ser construida en el siglo presente... Nuestro tiempo necesita reemprender la construcción de la Iglesia, sicológica y pastoralmente, como si comenzara de nuevo, "da capo" por decirlo así, a regenerarse... Hay que volver a levantar el templo del Señor. ¿En dónde? ¡En nosotros. En nosotros habita el eterno! "La Palabra se ha hecho carne y ha puesto su Tienda entre nosotros". Nosotros somos la "Tienda de la Reunión", el "Santuario de su Shekináh"! (de su Presencia!). Hay que restaurar en el Templo del Señor un culto espiritual, un sacerdocio real y profético. Por eso estamos abriendo un camino de retorno para los alejados, para los ateos. Hay que reconstruir la casa para acoger a los alejados. El carisma del Salmista-Cantor es fundamental en esta obra de reconstrucción. El Señor os confía una misión en la reconstrucción de la Iglesia en la presente generación. El canto es la expresión más alta de la experiencia del espíritu religioso. La música es a la palabra lo que el alma es al cuerpo. Toda palabra tiene una música, es decir, un alma. Se pueden decir las mismas palabras con música diversa y el significado cambia. La música lo dice todo, más que la palabra. Es precisamente su aliento, su alma. De esa música tú no eres consciente cuando pronuncias la palabra. Por eso es difícil que puedas engañar: la música que pones sin darte cuenta en la palabra expresa lo profundo de ti... si eres verdadero, auténtico o no! La música se te escapa, no puedes dominarla, te traiciona... Antes de cantar ponte en la presencia de Dios. Piensa en Él. Piensa que no cantas para agradar a los presentes. Tú proclamas (el canto es una proclamación) ¿a quién? ¡a Dios! Vete al atril y disponte a cantarle al Señor. Al atril: un atril sólido como un trono, ¡como el Sinaí! desde el que Dios ha proclamado la Palabra de vida para nosotros. Amad a la Palabra: amor a la Palabra, y a lo que la contiene: el Libro, y lo que la sostiene: el atril (ambón!). Por el cuidado y el respeto a estos signos se ve vuestro amor a la liturgia. Y en la liturgia un momento fundamental es el canto, el "sacrificium laudis" (sacrificio de alabanza). En el atril tienes una actitud que expresa con el cuerpo lo que estás haciendo. Allí no ejecutas un canto, sino que cantas una alabanza a nuestro Dios. Por eso no puedes cantar sin convertirte. Es importante conocer bien los cantos y cantarlos sin deformarlos, cantarlos según la 'tradición'. Hay muchos que no soportan cantar como canta otro (por conflictos, por antipatías, etc.), y retuercen, añaden una nota por aquí, un acorde por allá, etc... El canto lo ha compuesto otro. ¿Qué es lo que tienes que poner tú? La expresión, el alma, el espíritu ...¡que viene de tu conversión! El salmo exorciza: David cantaba y Saúl se calmaba, el demonio lo dejaba. Por eso también decía San Pablo: ¡CANTAD! --- Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/solocatecumenos/support