Marcos 10, 1-12
Reflexión diaria del Evangelio por el P. Luis Zazano - Un pódcast de Misioneros Digitales Católicos

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La importancia de la entrega 1) Enseñando: El evangelio inicia con esto: Jesús educa y acompaña porque sabe que la gente tiene dudas, que hay cosas que cuestan en la vida, la cual es difícil de caminar. Que no todo se entiende y que nadie nace sabiendo. Que en esta vida te darás golpes y cometerás errores. Que esta vida nadie la tiene ganada y el éxito comprado, que ante la señalización con tu dedo a uno, hay otros cuatro que te apuntan a vos. Que en esta vida nadie puede decir: ”a mí nunca me pasará”, porque no sabes en el mañana lo que te espera. Es por ello que Jesús se detiene y enseña, pero enseña con misericordia porque sabe que somos débiles y en Él encontramos fortaleza. 2) Dureza de corazón: Vale aclarar que el divorcio es un tema que se presenta, y el cual, en muchos casos es sugerible, ya que puede aparecer una relación tóxica que más que construir destruye y en donde lo único que se logra es destruir la imagen de Dios entre los cónyuges y ante los hijos. La dureza de corazón se da cuando el diálogo desaparece y en donde priman los objetivos personales en vez de los matrimoniales o incluso familiares. El corazón se pone duro cuando no escuchas al otro y solo te cerrás en vos. Lo que era una relación fluida puede convertirse en tóxica y amargada. Necesita de amor, humildad y presencia de Dios para no caer en dureza. 3) El corazón: Cuántas luchas hay en uno mismo y te entiendo cuando cometes errores, yo también los cometo. Pero cuando el corazón se pierde en la lujuria y en los propios intereses, cuando solo te importa saciarte de los demás, y la soberbia te toma y a quien amas lo convertís en objeto de tus satisfacciones, entonces allí se cae en un manoseo o en un aduterio. Pedile a Dios la gracia de tener un corazón sano, que permita fortalecer tu relación con tu verdadero amor. Y para saber qué es un verdadero amor, solo se necesita saber que produce vida en los demás y sabe asumir toda la realidad tanto familiar, como personal, para entregarlo a Dios. No dejes que tu corazón sea manoseado por intereses personales o lujuria, que tu corazón sea entregado a la persona que amas y te hace sentir amado. Algo bueno está por venir.