Jesús nos mira con misericordia y nos elige

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07/07/2023 – En el Evangelio de hoy Jesús llama a Mateo, un recaudador de impuestos. Jesús, al igual que con él, ve lo mejor que hay en vos. Dejate mirar por el Señor que lo hace con misericordia y amor. Animate a escuchar su llamado y a seguirlo. Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”.Jesús, que había oído, respondió: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. San Mateo 9,9-13. ¿Quién es San Mateo? Mateo está siempre presente en las listas de los Doce elegidos por Jesús (cf. Mt 10, 3; Mc 3, 18; Lc 6, 15; Hch 1, 13). En hebreo, su nombre significa “don de Dios”. El primer Evangelio canónico, que lleva su nombre, nos lo presenta en la lista de los Doce con un apelativo muy preciso: “el publicano” (Mt 10, 3). De este modo se identifica con el hombre sentado en el despacho de impuestos, a quien Jesús llama a su seguimiento: “Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y le siguió” (Mt 9, 9). También san Marcos (cf. Mc 2, 13-17) y san Lucas (cf. Lc 5, 27-30) narran la llamada del hombre sentado en el despacho de impuestos, pero lo llaman “Leví”. Los Evangelios nos brindan otro detalle biográfico: en el pasaje que precede a la narración de la llamada se refiere un milagro realizado por Jesús en Cafarnaúm (cf. Mt 9, 1-8; Mc 2, 1-12), y se alude a la cercanía del Mar de Galilea, es decir, el Lago de Tiberíades (cf. Mc 2, 13-14). De ahí se puede deducir que Mateo desempeñaba la función de recaudador en Cafarnaúm, situada precisamente “junto al mar” (Mt 4, 13), donde Jesús era huésped fijo en la casa de Pedro. Es muy bonita la representación que se hace del llamado de Mateo que ocurre entre publicanos y como Pedro lo representa, no comprende como Jesús está llamando a este hombre que pertenece al poder. Nosotros también estamos recibiendo un llamado. Hoy el Señor te está llamado. ¿Vos dirás por qué habría de llamarme a mí? Así como lo hizo con Mateo, justamente así te llama a vos. Así lo dice el Evangelio “he venido por los pecadores no por los justos” Él nos llama a ir detrás de Él en este tiempo en este contexto, algo quiere hacer el Señor con vos. Jesús no excluye a nadie de su amistad. Por lo tanto no hay motivo para que tu sentir de lejanía, culpa o lo que te haga sentir y pensar que no es con vos la cosa. Sí, es con vos, te está llamando y quiere decirte algo. No estas afuera de los que él llama. ¿Cómo? Con misericordia, no con sacrificio. No nos llama porque somos santos ni buenos ni virtuosos. Nos llama por pura libertad de amor. Él que nos creo ha puesto algo dentro de nosotros. El Señor mira ese granito de arena que ya puso en tu corazón, está pidiendo que se lo entregues. Entonces hay que preguntarse: en el mundo en el que estamos viviendo ¿Qué, con qué puedo colaborar? El primer paso es dejarse mirar por el Señor, dejarse abrazar por su mirada amorosa, llena de misericordia. Desde ahí podrás descubrir los dones que Dios puso en tu corazón. Dice el Papa Francisco en el final del punto 2 de la carta Apostólica Miser...