Jesús, motivo de escándalo

Radio Maria Argentina - Un pódcast de Radio Maria Argentina

04/08/2023 – En el evangelio de hoy vemos al pueblo que se admira de Jesús, de lo que hace, de su sabiduría, del poder qué hay en él. Es el hijo del carpintero, su madre se llama María, decían sin salir de su asombro y escandalizados: “Al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. «¿De dónde le viene, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?». Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: «Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia». Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.Mateo 13,54-58 Recuperar la grandeza escondida en todo hombre Hemos confundido lo extraordinario con lo grande. Hay miles de historias muy sencillas, que no son estruendosas, no son para Hollywood, y sin embargo son bien grandes. Son historias de grandezas de alma escondidas en nuestros recuerdos familiares, capaces de ensanchar el corazón y de invitarnos a más. Cuánta gente de corazón grande. Jesús es un grande; no hace signos extraordinarios, es el carpintero, el hijo de María, y sin embargo es gigante. Hemos confundido la grandeza con lo extraordinario, espíritus grandes contenidos en pequeños. Hoy pienso en aquellos a quienes las crisis sociales les fueron apagando el alma, el deseo de cosas grandes, entremezclado con la pobreza de dignidad. ¿Qué hacemos? Recuperar la grandeza que está escondida en todo hombre, y buscar reencenderla a partir de recuerdos cargados de vida. Jesús motivo de escándalo Cuando se nos apagan los sueños o no hay aspiraciones a más, como nos invita San Ignacio, nada mejor que traer al corazón un buen recuerdo. No está la respuesta en lo extraordinario y estrepitoso, sino en la grandeza, en lo que está por dentro la capacidad de abrirse a lo grande.Muchos se escandalizaron al ver a Jesús obrar grandezas y maravillas en medio de su pueblo. ¿Qué escandaliza? Ver al Dios hecho hombre. Escandaliza la encarnación, que lo bueno venga de modo sencillo, que lo grande se mezcle entre lo pequeño y que lo extraordinario se mezcle en lo de todos los días. Eso escandaliza, y se lleva “a las patadas” con la soberbia. La de Jesús es otra lógica, que viene por el camino del amor que se hace a todo y se adapta a todos los escenarios, y siente una especial atracción en los escenarios más pobres. En esos lugares Dios es como nunca, en donde no hay capacidad de dar respuesta a tanta grandeza. Dios es Dios y no aplasta sino que dignifica con su amor dando dignidad a la pobreza, en su locura y en su vulnerabilidad.Nunca podemos competir con Dios, pero hay veces que la visita de Dios sólo despierta en nosotros grandeza y admiración. Sólo cuando experimentamos la poquedad frente a la grandeza de Dios, podemos dejarnos transformar por Él. Cuando así nos presentamos frente a Él todo comienza a ser distinto. Si por ahí perdiste un poco el rumbo y te pareció que defenderte de lo difícil que te ha resultado la vida fue revestirte de una coraza donde te hiciste más grande de lo que sos, sácatela y encontrate con tu sencillez, vas a ver como todo se hace grande y Dios te muestra los mejores caminos. Compartimos el cuento “El candil de la nona”, Mamerto Menapace, publicado en La sal de la tierra, Editorial Patria Grande Ha quedado en mi recuerdo como uno de esos objetos sin edad. Como si a fuerza de estar y de alumbrar,