El servicio, una invitación a entregar la vida

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10/08/2023 – En el día de San Lorenzo Mártir, patrono de los diáconos, compartimos la catequesis junto al padre Matías Burgui: Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre. San Juan 12,24-26. Hoy es el día de San Lorenzo, diácono y mártir, por eso la iglesia está de fiesta y celebra el día del diácono permanente. Seguramente vos conozcas a alguno en tu parroquia o en la parroquia vecina. ¿Cómo lo reconoces? Bueno, en la misa es el que tiene la estola cruzada, el que lee el evangelio, el que acompaña y ayuda al sacerdote. ¿Qué es un diácono permanente? Bueno, es un hombre que generalmente tiene una familia, esposa, hijos, tiene una vocación al matrimonio, pero que le dedica buena parte de su vida, de su tiempo, al servicio de la comunidad. Tiene otra vocación, una vocación en el orden sagrado, es ordenado, él se prepara, por eso puede casar, puede bautizar, muchos de ellos ayudan en la organización de la catequesis, acompañan movimientos, llevan la comunión, bendicen casas, tienen el ministerio de la palabra, le dan una mano impresionante a los sacerdotes. Así que si conoces a alguno, saludalo y reza por él, por su familia también, porque detrás de un diácono permanente siempre hay una familia que acompaña y que sostiene, así que a ellos les damos las gracias. San Lorenzo, en el siglo III, fue uno de los siete diáconos de la iglesia de Roma que ayudaban al papa Sixto II, que lo nombró administrador de los bienes de la iglesia y eso lo hizo ayudar a muchos pobres necesitados, y murió martirizado de una famosa manera, murió martirizado en una parrilla dando testimonio del amor de Jesús con alegría e incluso con humor. De él se dice que cuando estaba en la parrilla le dijo a sus verdugos que lo dieran vuelta porque de un lado ya estaba cocido. Eso es el amor de Dios, el que te hace dar testimonio con alegría incluso en los momentos más complicados. Bueno, el evangelio de hoy es un pasaje especial para esta fecha, Juan 12 del 24 al 26, Jesús que habla del grano de trigo que cae en tierra para morir y dar fruto. Jesús nos habla de sí mismo, explica el significado de su existencia. Faltan pocos días para su muerte. Será dolorosa, humillante. ¿Por qué morir, precisamente él que se ha proclamado la Vida? ¿Por qué sufrir, él que es inocente? ¿Por qué ser calumniado, abofeteado, burlado, clavado en una cruz, el final más denigrante? Y, sobre todo, ¿por qué él, que ha vivido en la unión constante con Dios, se habrá de sentir abandonado por su Padre? También a él la muerte le da miedo; pero tendrá un sentido: la resurrección. Había venido a reunir a los hijos dispersos de Dios, a romper toda barrera que separa a pueblos y personas, a hermanar a hombres divididos entre sí, a traer la paz y construir la unidad. Pero es necesario pagar un precio: para atraer a todos a sí tendrá que ser elevado de la tierra, en la cruz. Por eso esta parábola, la más hermosa de todo el Evangelio: «Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto»Ese grano de trigo es Él. Se nos muestra en lo alto de la cruz, su martirio y su gloria, en el signo del amor extremo. Allí ha dado todo: el perdón a los verdugos, el Paraíso al ladrón, a nosotros la madre y su cuerpo y su sangre, su vida, hasta gritar: “«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» “Si un discípulo no camina para servir no sirve...