El Espíritu Santo hace todo nuevo

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10/07/2024 – Compartimos la catequeis del día desde la reflexión del evangelio: Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan;Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo;Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: “No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos.”Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.San Mateo 10,1-7. El Espíritu Santo hace posible su misión Un día el sacerdote de la parroquia donde el científico Pasteur pasaba sus vacaciones, le preguntó mientras preparaba su homilía dominical: “¿Cómo explicar el origen divino de la Iglesia?”, a lo que el científico respondió: “Yo le diría a la gente: tomen doce jóvenes de su país, enséñenles por dos años todo lo que saben, y luego mándenlos por distintas partes del mundo. Al cabo de dos mil años, vayan a preguntar qué se sabe de ellos.” Con esto, Pasteur estaba diciendo que es imposible, humanamente hablando, explicar la comunidad eclesial y su continuidad en el tiempo, desde una razón que fuera puramente organizacional o humana. Sólo por el Espíritu Santo y su presencia fuerte en medio de la debilidad humana se puede explicar que hombres tan frágiles como los apóstoles puedan haberse constituido en columnas de una comunidad de hombres, que ha perdurado en el tiempo a lo largo de dos mil años. Sólo ha sido posible por aquello que el Señor les prometió: Yo estaré con ustedes hasta la consumación de los tiempos. El modo de estar presente del Señor ha sido por medio del Espíritu Santo. Un patriarca oriental decía: sin el Espíritu Santo, Dios está lejos, Cristo se queda en el pasado, el Evangelio es letra muerta; la Iglesia no pasa de ser una simple organización; la autoridad se convierte en dominio, la misión en propaganda, el culto en evocación; y el quehacer de los cristianos en una moral propia de esclavos. Pero en el y con el Espíritu Santo, el cosmos se levanta y gime en la infancia del Reino; Cristo aparece resucitado; el Evangelio es potencia de vida; la Iglesia, una expresión de comunidad trinitaria; la autoridad se traduce en el servicio que se hace liberador; la misión, un Pentecostés; la liturgia, memorial y anticipo; el hacer humano, un lugar divino. Es por la gracia del Espíritu Santo que éstos a quien hoy el Señor llama, se constituyen en pilares y fundamento del mundo nuevo en el Reino nuevo que Jesús ha venido a inaugurar. Es por la vida en el Espíritu cómo la comunidad fundada por Jesús puede llevar adelante el mandato de Jesús de ir a todos con el anuncio del Reino y la novedad que trae Cristo. Un nuevo Pentecostés, decía Juan XXIII, cuando inauguraba el Concilio Vaticano II e invitaba a la Iglesia a una profunda renovación en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el alma del cuerpo. Un cuerpo sin espíritu está muerto. Un alma sin cuerpo, vaga sin sentido. El Espíritu Santo viene a renovar tu vida. ¿Has experimentado la renovación del Espíritu en tu vida? ¿Cómo se ha manifestado en vos, en tu comunidad? Dios nos hace capaces San Ignacio de Loyola recomienda meditar sobre la propia incapacidad por realizar nuestra vocación. San Pablo lo reconoce cuando dice yo soy el último de los apóstoles, indigno del nombre de apóstol por haber perseguido...