Día 14: Seguir más a Jesús

Radio Maria Argentina - Un pódcast de Radio Maria Argentina

07/03/2024 – En el día de Santa Mama Antula, nos volvemos a consagrar a ella en estos Ejercicios Espirituales. “Seguir más a Jesús” es el título de la ejercitación de hoy. Amar y servir, el corazón de los ejercicios. El amor es revelador de lo que Dios nos pide. Y es el encuentro con Jesús, con su Amor, el que nos impulsa a seguirlo y servirlo. Juan se encontraba de nuevo en el mismo lugar con dos de sus discípulos.Mientras Jesús pasaba, se fijó en él y dijo: «Ese es el Cordero de Dios.» Los dos discípulos le oyeron decir esto y siguieron a Jesús.Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: «¿Qué buscan?» Le contestaron: «Rabbí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»Jesús les dijo: «Vengan y lo verán.» Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Eran como las cuatro de la tarde. Juan 1,35-39 La expresión “seguir a alguien” fue empleada, en el Antiguo Testamento, en dos contextos diferentes. Servía para expresar el hecho por el cual un discípulo se unía a su maestro: así Eliseo sigue a Elías, renunciando a su familia, a su trabajo y a sus bienes (1 Rey 19, 19-21). Notemos el gesto dominador de Elías que, al arrojar su manto sobre Eliseo, toma la iniciativa y reivindica una autoridad o “derecho de posesión” que Dios le ha dado sobre Eliseo; a este gesto responde el asentimiento de Eliseo que, siguiendo a Elías, se pone a su servicio. Más tarde el rabinismo presenta la imagen del maestro que va adelante montado en un asno y algunos de sus discípulos que lo siguen a distancia. Entonces, seguir es caminar detrás de alguien cuya superioridad y dignidad se reconoce. El verbo “seguir”, en este caso, toma toda su fuerza de su expresión material, con el simbolismo que está implícito en él. Por otra parte, en el contexto más directamente religioso de las relaciones del hombre con Dios también se empleaba el verbo “seguir”: para designar y condenar la idolatría, se hablaba de “seguir a otros dioses”. Frente a esta actitud pagana, el verdadero creyente era el que seguía a Yahveh y la recompensa se promete a aquel que siga cabalmente a Yahveh (Deum 1, 36). Elías ilustra bien la opción necesaria entre las dos actitudes cuando se dirige al pueblo y le dice: “Si Yahveh es Dios, siguelo; si Baal, siguelo a este” (1 Rey 18, 21). Y lo mismo hace, en su momento, Josué, bajo la fórmula de “servir a Yahveh”, pero con el mismo sentido de “seguirlo” (Jos 24, 14-15). “Seguir” significa, por tanto, adherir a aquel a quien se reconoce como Dios.En esto de seguir yendo detrás de un maestro, que representa la figura de Aquel que lo envía, se muestra en el nuevo testamento de Jesús y el llamado que Dios hace. En el Nuevo Testamento la expresión “seguir a Jesús” no tiene sentido uniforme. Antes de considerarla en la fórmula del llamado “sígueme…”, en la que recibe la plenitud de su valor, quisiéramos señalar su alcance en distintos contextos, ya sea colectivos, ya sea individuales. Es Jesús el que nos llama a nosotros. Él nos elige. En varias oportunidades, los Evangelios nos relatan que la multitud seguía a Jesús. Según Mateo 4, 23-25, era un rasgo característico de la predicación de la Buena nueva: proveniente de todas partes, “una gran multitud lo siguió”. El entusiasmo popular –que provocaba este movimiento- se debía sobre todo a las curaciones milagrosas, pero también al deseo de escuchar la palabra de Jesús (Lc 5, 15; 6, 17-18).Debemos reconocer en este entusiasmo una real adhesión a la persona del Maestro. Sin embargo, las multitudes eran por sí inestables, se renovaban de un sitio a otro y no acompañaban a Jesús de un modo estable: el seguir era momentáneo,