#226. Sin verdad no habrá disciplina.

El marco de la disciplina es la verdad. Contarse la verdad es esencial para tener una adecuada disciplina. Muchas veces yo os hablo de que para estudiar una oposición, para llegar a la excelencia, para ser los mejores el día del examen, no es una cuestión de echar horas por echar horas. De hecho, en este podcast estoy muy en contra y es una postura que mantendré durante mucho tiempo. Estoy muy en contra de que nosotros nos vayamos a la biblioteca a hacer un montón de horas. Sólo por hacer un montón de horas. Hay que hacer mucho trabajo en una oposición. Hay que estudiar mucha cantidad de temario, pero sigo creyendo que pequeñas acciones diarias nos conducirán a acciones mayores. Pero tenemos que repetirlas. Día tras día. Y ahí es donde entra la disciplina. A veces no es una cuestión sólo de un sufrimiento extremo.  Pero para llegar a ese punto tienes que tener la disciplina de empezar con pequeñas acciones. Y para tener esa disciplina te tienes que contar la verdad. Uno de los mayores problemas que tenemos en nuestra sociedad, desde mi punto de vista, es esa incapacidad de enfrentarnos a nosotros mismos. Es esa incapacidad de decirnos a nosotros la verdad por la que generamos una máscara, una postura. Ahí viene el postureo. En el cual intentamos enseñar a la gente la imagen de lo que quisiéramos ser, pero que en el fondo no somos.  No se trata de machacar nuestro ego, ni de ensalzar nuestro ego de una forma inútil, de una forma vacía, de una forma falsa. Se trata de decirnos la verdad. Y decirnos la verdad es empezar pensando qué queremos conseguir en nuestra vida, empezar pensando hacia dónde queremos llegar, a empezar pensando que queremos una plaza.  Y continuar pensando que no somos los reyes de la montaña. Que tal vez estemos haciendo algo que se pueda mejorar. Y tomar la responsabilidad de mejorarlo. Ahí, señoras y señores, está la verdadera grandeza de las personas.