020 - Fausto - Johann Wolfgang Von Goethe Cap 20: Jardín de Marta

Podcast Red Inka + Audio Libros de dominio público - Un pódcast de Red Inka Podcast Audio Books

Categorías:

Fausto - Johann Wolfgang Von Goethe Jardín de Marta Margarita y Fausto. Margarita ¡Prométeme una cosa! Fausto ¡Cuánto yo pueda, hermosa! Margarita Di, con la religión ¿cómo te avienes? Cierto que eres persona bondadosa, pero creo que en mucho no la tienes. Fausto ¡Olvida eso, hechicera! A ti siempre te di y daré contentos: yo, por mi amor, toda mi sangre diera, y arrebatar no gusto a ninguno su iglesia y sentimientos. Margarita Eso, Enrique, no es justo, hay siempre que tener una creencia. Fausto ¿Sí? Margarita ¡Si no fueses, a mi ruego, adusto! ¡Tú no acatas los santos sacramentos! Fausto ¡Los acato! Margarita Será con negligencia, que no se te divisa, mucho tiempo ha, ni en confesión ni en misa. ¿Crees en Dios? Fausto ¿Qué labio, ángel, podrá decir, en Dios yo creo? Preguntarás al sacerdote, al sabio y siempre sus respuestas, mofa parecerán de tu deseo. Margarita ¿Su existir, tú contestas? Fausto No mal, hermosa mía, me comprendas. ¿Quién osará nombrarle? ¿Y quién, en él creyendo, confesarle? ¿Quién las palabras, pronunciar, horrendas de: no, yo en él no creo? Él que todo contiene y todo lo sostiene, ¿no abarca a ti y a mí y aun a sí mismo? ¿No ves cómo los cielos se abovedan? ¿Firme el globo no está sobre el abismo? Y halagüeños mirándonos, ¿no ruedan mil y mil astros, en eterno giro? ¿En tus mismas pupilas, no me miro? ¿En tu cabeza y corazón, al punto todo no se violenta, y en un misterio sempiterno, junto, lo invisible y visible se te ostenta? De esto, tu corazón se colme, y cuando tú misma te sintieres de gozo rebosando llámalo, si lo quieres, ventura, corazón, amor, Dios. ¡Nombre, para eso ignora el hombre! ¡El sentimiento es todo; el nombre, ruido y humo que oscurece al cielo! Margarita Se parece, en lo bueno y bonito, a lo que dice el cura, aunque él lo dice de otro modo. Fausto Todos los corazones, donde quiera lo dicen cada día, en su lengua cada uno; ¿por qué no he de decirlo yo en la mía? Margarita Tal vez ya te importuno, pero yo siempre pienso que no eres buen cristiano. Fausto ¡Niña querida! Margarita Me hace un mal inmenso, el verte en semejante compañía. Fausto ¿Cómo? Margarita El odio más grande y más arcano despierta en la alma mía ese que anda contigo. Nada, en toda mi vida, me ha dado al corazón tan grave herida, como la torva faz de ese tu amigo. Fausto ¡No le temas, medrosa! Margarita Toda mi sangre, su presencia mueve. Con todas soy bondadosa, pero cuando yo anhelo contemplarte, vago terror de ese hombre me conmueve; y además, yo lo tengo por malvado. Que me perdone Dios, si he mal juzgado. Fausto ¡Es necesario que haya bichos tales! Margarita No viviría yo con sus iguales. En cuanto entra a la puerta, siempre mira con burlona mirada y medio henchida de ira. Bien se ve que no toma parte en nada. Lleva escrito en su frente que a nadie ama y a nadie amor inspira. Estando entre tus brazos, ¡tan libre, tan feliz mi alma se siente! Y, sin embargo, su presencia odiosa desgarra, mis entrañas, en pedazos. Fausto ¡Oh, niña temerosa! Margarita Tanto esto me domina, que si él se nos acerca que ya no te amo el alma se imagina. También, cuando está cerca rezar no puedo nunca, y esto, Enrique, mi corazón lacera y a ti tal vez así te mortifique. Fausto ¡No es más que antipatía verdadera! Margarita ¡Mas ya debo partir! Fausto ¡Ay! ¿No pudiera un corto instante, en calma yacer en tu regazo, juntando en tierno abrazo pecho a pecho, y alma a alma? Margarita ¡Si sola yo durmiera, sin cerrojo hoy la puerta te dejara! ¡Mas mi madre es, de sueño, tan ligera! Y si ella nos hallara, ¡yo, en el momento, muerta me cayera! Fausto ¡No temas, ángel mío! Ve este pomo: tres gotas en un trago ponen a tu albedrío el sueño más profundo y bonancible. Margarita ¿Qué cosa, por ti, no hago? ¿Que un mal le cause, no será posible? Fausto ¿Te lo diera, si no fuese de otra suerte?