43 - No toquéis la pasta -Jacques Becker- La Gran Evasión.
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Edición número 43 de La Gran Evasión, 30/6/2015, esta melancólica noche llena de humo y bebidas nuestro querido Cesar Bardés nos trae todo un regalo envenenado, un film noir, nada menos que del maestro Jacques Becker, No toquéis la pasta (Touchez pas au grisbi), un terreno a redescubrir y a disfrutar acompañado del tintineo del hielo en un vaso de whisky y unas notas de Jazz. La película que nos ocupa se convirtió en el largometraje más influyente de la época y supuso la vuelta al estrellato de su protagonista, Jean Gabin, que con cincuenta años, tal vez el mejor actor francés de todos los tiempos, volvía a ser admirado y respetado por público y critica a partes iguales. Grisbi, tal como se la conoce en los países anglosajones, es una adaptación de la novela del propio guionista, Albert Simonin, y trata del último robo de una pareja de veteranos delincuentes, que aspiran a retirarse en cuanto puedan convertir en dinero el botín sustraído, como siempre el genero negro, bebe y le debe todo a las novelas negras, y a esos grandes guionistas que dan forma y veracidad a esas historias sórdidas. El director, Jacques Becker, que también colabora en el guión, clava esa atmósfera crepuscular, siempre la noche, la madrugada, dotando a los personajes de una humanidad terrible, realidad sucia y amargura extremadamente carnal...mención especial para las chicas, todo un desfile despampanante de damas de los bajos fondos, de aspirantes a salir de la pobreza alternando con viejos verdes, gánster maduros, mostrando todo lo que tienen....sus cuerpos, su juventud...., su candidez, su ambición y su falta de escrúpulos, preciosa Jeanne Moreau. Es obvio el influjo de La Jungla de Asfalto (The Asphalt Jungle de John Huston, 1950), ahí estaban todas o casi todas las bases del genero, aunque Becker, ahonda un poco más en las relaciones entre los personajes, deteniéndose minuciosamente en el entorno, mima los detalles con exquisitez, eso lo hace grande, genial...... Asistimos a la intimidad de esos viejos delincuentes, estos tienen más glamour que los perdedores de Houston, se parecen más al abogado Alonzo Emmerich (Louis Calhern) que a Dix Handley (Sterling Hayden). Visten mejor, pero comparten destino, su suerte es la misma, aunque para Becker lo que prima es la amistad, sobre todo son viejos amigos...Para Max, la amistad está por encima de todo, esa que ensalza Howard Hawks, ese amor entre hombres que hemos visto tantas veces en las películas del maestro, esa que no necesita gestos, ni palabras, unas miradas bastan.....la amistad por encima de todo, esa es la clave por la que estos tipos aguantan, para no despeñarse por esa vida de hampones que los conduce derecho a la cárcel, al fondo del río, a la cuneta de un descampado perdido en las afueras de París..... ...... Es su última oportunidad y lo saben, bueno Max lo sabe, Riton se niega a ver su decadente final y eso le va a costar caro. Con minuciosidad, el director, nos muestra esos momentos íntimos, hacen que sea tan original y tan terriblemente real, Gabin y Dary se miran el uno al otro para criticar los defectos físicos del contrario (“esa papada, esas bolsas en los ojos”), comparten paté y vino, reparten el sofá y la cama mientras afuera, en las calles, alguien conspira contra ellos.... Max es un tipo listo que sabe que su final está cerca, es lo suficientemente inteligente para verlo venir, no lo cogen en fuera de juego, está siempre atento, el traje impecable, la pistola a punto, el cigarrillo en los labios, amando jovencitas ó abofeteándolas...un gánster en toda regla. En fin, una película que se detiene en el retrato de personajes, en sus vidas y que va mostrando a través de poesía visual, el retrato de unos bajos fondos con aroma a honor trasnochado, a viejos códigos que ya empiezan a morir.... A la dirección José Miguel Moreno, contertulios, Raúl Gallego, Gervi Navío y untando paté a la tostada, impecablemente vestido, pistola en el bolsillo derecho, champan burbujeante en la copa, sonando jazz de fondo...y su mejor arma, una pluma y un papel siempre a su alcance.... nuestro crítico Cesar Bardés.