36 - Toro Salvaje -Scorsese-. La Gran Evasión.

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Edición número 36 de La Gran Evasión. 12/5/2015. Obra Maestra, de Martin Scorsese, 1980, guión de Paul Schrader, sobre la biografía de Jake Lamotta. Soberbio Scorsese, retrata como nadie la derrota, la miseria que crece en el corazón de los hombres, sus demonios más profundos y siniestros, se sintió inmediatamente identificado con este boxeador que peleaba como si no mereciera vivir. La decisión más complicada para Scorsese fue la elección del blanco y negro (excelso Michael Chapman) frente al color, es inimaginable esta película en color. Su blanco y negro no solamente trae reminiscencias de un cine de los años cuarenta y cincuenta (su admirado Kazan), también son una declaración de intenciones: esto no iba a ser otra historia comercial sobre boxeo, si no un descenso a los infiernos. Descenso que recorre Jake LaMotta, un sujeto excitable y violento hasta la locura, aunque también, quizá, demasiado humano: atormentado, doliente, lastimado en su interior. Desde el principio de la historia nos queda claro que el mayor enemigo de LaMotta es él mismo, está lleno de complejos, de sentimientos de inferioridad, nunca esta en paz, nunca tiene calma interior...viaja directo a la autodestrucción. Impactantes imágenes, en distintas etapas del boxeador: en los créditos, él sólo calentando en la lona (expresión exacta y terrible de su vacío interior, de su odio a sí mismo), a continuación muchos años más tarde, gordo y acabado, y finalmente, en plena forma pero perdiendo por estar el combate amañado por la mafia. ‘Toro salvaje’ es sin duda uno de los relatos más estremecedores que se han filmado sobre la soledad y la autodestrucción, sobre el boxeo como metáfora del castigo, el sacrificio, el arrepentimiento....sobre la violencia y lo espiritual. Extraordinario Robert de Niro, portentoso y extremo hasta la vesanía, extraordinario Pesci y Kathy Moriarty, auspiciado por un Trio excepcional de amantes del cine, el conformado por el director Scorsese, el guionista Schrader y la montadora Thelma Schoonmaker. Scorsese se adentra, sin remisión, en el alma del héroe, de la desesperanza anímica y la desazón psicológica que lo abruma. "...Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.” -San Juan 9,24- Antes de hacer Toro salvaje, Scorsese también estaba ciego, como reza la cita con la que termina su película, vio la luz, porque quería salir del “periodo suicida” en que estaba y el cine, esta película, que tal vez sería la última pensó entonces, lo iba a salvar. Escenas que hablan de si mismo, de nosotros, como cuando Lamotta está llorando desconsolado tras haber hecho tongo, tras haber perdido lo único que tiene un boxeador, su dignidad, su honor, su valor, su profesionalidad....vendió su alma literalmente para ser campeón, para disputar el título...las lagrimas de su entrenador, rogándole que no vuelva a pelear.......sin palabras, estremecedor. Sube al ring y enfréntate a esta maravilla, llega al final de la velada con la trompeta cadenciosa y melancólica de Chet Baker, triste como la vida de Lamotta, de cualquiera.....de ti, de nosotros. A la dirección José Miguel Moreno, contertulios, José Gallego, Raúl Gallego, Gervi Navío y golpeando con furia la pared de una mugrienta celda, perdido pero empezando a ganar....nuestro crítico César Bardés.