257 - El Reportero - Michelangelo Antonioni - La gran Evasión.
Podcast de La Gran Evasión - Un pódcast de La Gran Evasión
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Unos colores pastel, claros, de los que no hay duda, acompañan a la cama a David, seguro de no estar confundido. Ya descansa, ha visto lo que costaba y cuánto tiempo tardó en todo lo nuestro, por eso es tiempo ya de una larga siesta. Ahí fuera se ve la vorágine de alguien mirando. En el exterior, coches, carreras, chiquillos, mucha arena, y un malestar inquieto de no se sabe donde. Pero Antonioni ya lo ha logrado y nos da tiempo, ahora somos nosotros lo que tenemos por delante. Un sólo aviso, romper con algo, coger el amor, el deseo, si apareciese, e ignorarlo todo, mintiendo, porque vendrán los vándalos. José Miguel Moreno El periodista huye de su propia sombra, en un hotel destartalado, en pleno corazón del Sahara, se transmuta en otra persona. Intercambiar la identidad no consiste en cambiar la foto del pasaporte de un tipo con rasgos similares. La otredad. Morar en otra piel y llevar la cruz del otro, en este caso un traficante de armas con varias citas apuntadas en su agenda. David Locke no dudará en acudir a cada una de ellas, en Munich, Londres o Barcelona. Busca un contacto. Hastiado, no se reconoce, no sabe quien es. De ahí a la usurpacion vital. Y sin esperarlo, se encuentra en la Pedrera con una chica que le habla de Gaudí. La aridez más cegadora se pierde en el horizonte del desierto, a cada paso una duna, un amor torcido, la muerte en la vida, y un plano secuencia para la historia del cine. Antonioni puso sobre la mesa su elegancia y distanciamiento en El Reportero, integrada en la trilogía americana, junto con Blow-up y la incomprendida Zabriskie Point. Las obsesiones más recurrentes en su obra, la incomunicación, la alienación, o la muerte, terrible el fusilamiento del lider prisionero, en las filmaciones de archivo que revisionan su mujer y amigo. Un Jack Nicholson contenido y una espontánea María Schneider, la estudiante de arquitectura que se despista de su grupo de turistas. Las apariencias enturbian aún más las respuestas. En estructura circular el pasajero disfruta de una libertad efímera. En el teleférico, en la iglesia, en el aeropuerto un hombre pide un billete de avión a cualquier destino donde pasar el resto de su días. Y al fin, un hotel perdido en un pueblo de Almería. La cámara deja atrás al hombre postrado, el plano secuencia se aproxima a los barrotes de la ventana, sale al exterior, en rotación, vemos a la chica desorientada, llega la policía, pasa un coche de autoescuela, unos niños corren, gira sobre su propio eje y nos muestra el contraplano. Roland Barthez dijo que mirar más tiempo del necesario era peligroso, querer comprender, atisbar la verdad. Tal como hace esa chica sin nombre que quizá también quiere aceptarse a sí misma. Raúl Gallego Esta noche morimos dos veces en el estudio de Radiopolis... José Miguel Moreno, Salvador Limón, Manuel Broullón y Raúl Gallego.