242 - El Tren -John Frankenheimer-. La Gran Evasión
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Esta noche tenemos cine de emoción, sin un segundo de respiro. El Tren de John Frankenheimer, 1964. El Tren contiene compromiso social y espectáculo, entretenimiento y dilemas morales. Es una pieza de orfebrería, con un ritmo y una atmósfera excepcional. Se nota la manera de narrar de Frankenheimer, quizás el director más talentoso de esa generación de la televisión que revitalizó Hollywood en los sesenta. Su puesta en escena y su brío para la acción son indudables. El arranque de la historia, con ese primer ataque a la estación te dejan boquiabierto. Un tren cargado de obras de arte que los Nazis quieren llevarse de Francia en las postrimerías de la ocupación; los ferroviarios franceses, infiltrados en la resistencia, son los verdaderos héroes de este episodio verídico de la segunda guerra mundial. La película grita al mundo que no olvidemos el brutal sacrifico de esos civiles anónimos, que entregaron sus vidas para salvaguardar la Cultura y la Libertad de su país, la Gloria de Francia. El reparto es magnífico, Labiche es Burt Lancaster, un alarde de actuación y poderío físico para encarnar a este héroe con las manos manchadas de aceite de locomotora, que cree que las personas, cree que sus vidas son más importantes que las pinturas, pero lo entregará todo por cumplir la misión. La visión elitista del arte la encarna el papel del Coronel Franz Von Waldheim, inmenso Paul Scofield, con un discurso final sobrecogedor, delimitando el acceso a la belleza, al arte... un sucio mono grasiento no sabe apreciarlo… El contrapunto femenino es Jeanne Moreau, Christine, viuda, dueña de un hostal, que no quiere mas muertes, que sobrevive como puede, pero que también luchará por la única causa justa. Además tenemos a Allbert Rémy, Howard Vernon, o Michel Simon, Papa Boule, otro personaje inolvidable, su mirada a Labiche tras ser descubierto el sabotaje, es de las que dejan huella. Monet, Picasso, Cezanne, Matisse, Van Gogh…no hace falta que veamos los cuadros en sí, vemos las cajas que los contienen, con la esvástica marcada, arte degenerado para especular, arte en mayusculas que sólo una pocos saben apreciar, no……….El arte no tiene dueños, pertenece a todos y cada uno de nosotros. El cine como arte, como identidad, el Tren de Joh Frankenheimer es una gran aventura, reflejo de la propia vida. Con las caras y las manos manchadas de aceite y cine, esta noche de otoño, el retén de guardia de la estación de Radiopolis recuerda a los caídos por la libertad. Jefe de Estación: José Miguel Moreno. Maquinista: Zacarías Cotán. Fogonero: Raúl Gallego. Guardagujas: Gervi Navío.