183 - Los Amantes Crucificados -Kenji Mizoguchi. La Gran Evasión

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Edición 183 de La Gran Evasión, 29/5/2018. Esta templada noche de finales de mayo nos enfrentamos a una de la historias de amor más grandes del cine, la obra maestra de un maestro, Chikamatsu Monogatari, Los Amantes Crucificados de Kenji Mizoguchi, 1954. A cada nueva mirada hay que lavarse los ojos para ver mejor… Pura poesía filmada que sobrepasa las épocas, un canto hipnótico que se mueve por el deber y el sentimiento, por la vida y por la muerte, por el amor y el sacrificio… Basado en un hecho real, sobre 1684, dos amantes que cometieron adulterio, fueron crucificados en ejecución pública, la ley de los Tokugawa era implacable, este suceso lo convirtió en relato Saikaku, en 1715. Chikamatsu utilizó la historia para elaborar el Almanaque del amor, que da pie a la película de Mizoguchi. Una obra totalmente atemporal, porque desgrana el alma de su pueblo y señala con verdadero arte, la máxima que rige este sucio mundo, y es que el amor es el único significado de la vida, y no hay nada más, ni dinero, ni posición social, simplemente Amor, por él se vive y por él se muere. Los amantes crucificados, es la crónica de un amor que conduce sin remisión a la muerte, Eros y Thanatos, su ajusticiamiento es su triunfo moral, su liberación, se convierte en una catarsis resplandeciente. El fatalismo guía los pasos de dos amantes, Osan y Mohei, pero su amor, libre de corsés y leyes anacrónicas, les devolverá su condición de seres humanos, los volverá libres, absolutamente libres, morir es a veces, o casi siempre, la liberación ansiada…la escena del lago Biwa es el mayor ejemplo, una aparición portentosa de una barca en plena oscuridad, donde el amor implosionará primero, para iluminarlo todo después y dar a estas dos almas en fuga, unos días de vida, todo un mundo de amor… Se plantea un conflicto entre dos estratos, dos tipos de hombres, uno honrado y bondadoso contra otro malvado y réprobo. La estricta Moral del amigo Confucio, los súbditos debe ser leales a sus señores y filiales con sus padres, la norma social, el Jiri, en lucha con los sentimientos, con el Ninjo. Las obsesiones de Mizoguchi con las mujeres, convertidas en su mantra: Madre/Esposa/Prostituta… Kenji Mizoguchi exorciza sus demonios en esta obra de arte, de estética cinematagrófica deslumbrante, belleza al servicio de una denuncia, de un propósito, utilizando los recursos que el maestro dominaba, las elipsis fabulosas, la profundidad de campo, esos plano secuencia que siguen dejándonos boquiabiertos, envuelto todo ello en una estructura circular, al igual que un calendario, Mizoguchi nos lleva por una historia simétrica, la película empieza y termina con el cortejo de los adúlteros a la cruz… Mizoguchi representaba lo extraordinario de un modo realista, y nos regala una reflexión final descomunal, y es que tenemos derecho a la vida, a amar, que merece la pena rebelarse contra las oscuras reglas de la sociedad, aunque mueras en el empeño, la libertad del hombre vale la pena… Nos adentramos en la completa oscuridad del lago Biwa, dispuestos a perdernos en la barca del cine, José Miguel Moreno, Gervi Navío y Raul Gallego, mientras, en nuestras retinas, no se desvanece la imagen de dos amantes con las manos entrelazadas, con los rostros serenos, conducidos hacia la cruz, hacia su unión eterna… Hasta la mejor de las sedas..... se desvanece. Gervasio Navío Flores.