169 - Uno, dos, tres -Billy Wilder- La gran Evasión.
Podcast de La Gran Evasión - Un pódcast de La Gran Evasión
Categorías:
McNamara no le teme a nada, al ejecutivo de la sucursal de Coca Cola sólo se le caen los palos del sombrajo cuando Scarlett, hija de su gran jefe, llega a Berlín. Al cínico y agresivo directivo se le encomienda la peor tarea de su carrera, cuidar de una muchacha ligera de cascos que nada más pisar tierra se lía con un joven alemán del sector afín a los soviéticos, se casa con él y se queda embarazada. ¿Pero qué nos han enviado? ¡Uno, dos tres! ¡Schlemmer! ¡Hay que convertir al yerno en un tipo decente, traer un chaqué, una camisa de hilo, calzoncillos de nylon, una corbata poco llamativa, zapatos modelo italiano del número 42, un sombrero y un pantalón a rayas! McNamara no gana para disgustos, menos mal que dispone de su eficiente secretaria, le enseña alemán y le tiene al día en el uso de la diéresis. Cuando Scarlett queda postrada en la cama de los niños tras su reciente embarazo y el disgusto porque le han quitado a su querido Otto, el vástago de los McNamara replica: ¿Si se muere volveré a mi habitación?. Wilder no deja títere con cabeza, ni los niños escapan del egoísmo que nos acompaña hasta la tumba. Los alemanes, tan cuadriculados, hacen como si no hubiera pasado nada, los comunistas, unos fanáticos descerebrados, los capitalistas, tan cretinos y cínicos. Wilder nunca aceptó el modelo soviético, ya lo dejó claro en su feroz ataque como guionista en Ninotchka. Toda la mala leche de Billy y su guionista Diamond , y un humor inteligente dan forma a esta sucesión imparable de gags, de situaciones imposibles, de idas y venidas de un lado a otro de la ciudad. Dio la casualidad que durante el rodaje se empezó a construir el muro de Berlín, ya no sería tan fácil moverse por la maltrecha ciudad desde entonces. Raúl Gallego Esta noche sacamos una Pepsi de la máquina de Coca Cola al ritmo de la danza del sable… Raúl Gallego, Gervi Navío, Elio Cubiles y desde Madrid nuestro crítico de cine César Bardés.