167 - A tiro limpio -Francisco Pérez-Dolz. La Gran Evasión.
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Emisión 167 de La Gran Evasión 23/1/2018, esta noche tenemos una auténtica joya, cine negro olvidado, maldito, en 1963, Francisco Pérez-Dolz retrataba la Barcelona de los grises años sesenta a través de un puñado de perdedores. Capital documento de nuestra oscuridad, los ideales quedan atrás, el dinero, la codicia, un golpe para comprar un futuro, la camaradería, la amistad, la traición, la salida del arrabal suele ser, simplemente, la muerte, a tiro limpio. Un noir catalán, una opera prima impresionante, un esbozo de perdedores, claramente deudora de La jungla de Asfalto de Huston, llena del aire de la incipiente Novelle Vague y de esa mítica, Atraco perfecto de Kubrick. Una caterva de fracasados que sobreviven en la Barcelona de los sesenta, sabiéndose perdedores, ese arranque es brillante, cine negro en espacios reconocibles, que hace cercanos y creíbles a estos gánsters españoles. La apertura de la historia con el plano secuencia del coche ya nos pone en situación, luego vendrán la humillación y las represalias a esos burgueses sobre-alimentados, hay muchos detalles cargados de ironía social. La traición sobrevuela toda la historia, un gol a la censura, que habla de Maquis resentidos, de prostitutas cansadas, de homosexualidad larvada, una ventana a un momento social clave, dónde una vieja madre recrimina en catalán la muerte de su hijo. Con detalles costumbristas fascinantes, todo un documento, con un reparto perfecto, José Suárez como protagonista, Maria Esquerino de Femme Fatale, un traidor descreído y cruel como Luis Peña, unas situaciones negras, impresionante pulso al blanco y negro, un Polar Francés dónde todos pierden, una autentica joya olvidada que merece justicia. Extraordinaria la fotografía de Francisco Marín, el blanco y negro es fundamental para imbuirnos de la atmósfera negra, con imágenes grandiosas, ese instante del deposito de cadáveres con la madre del Picas en segundo plano, bañada por la luz de la ventana, los momentos de la casa abandonada de pura oscuridad, en contraste con los planos en exteriores, los muelles….el metro...la vida que se escapa, mientras los pobres soñamos con que nos toque una quiniela. El tramo final en el metro es fabuloso, sin duda uno de los mejores finales de nuestro cine, mecido por la banda sonora de Federico Martínez Tudó, puro Jazz que está a la altura de la situación, con ese tema de saxo que abre la historia. De paso, como siempre, por el camino, la película deja al descubierto trazos de la condición humana, la amistad y la camaradería anteponiéndose al dinero, la culpa, los inocentes, el personaje de la madre el Picas, el viejo republicano desengañado, el rencor y el odio a una clase y unas instituciones que oprimen a los que menos tienen, como digo, un documento fabuloso de aquella realidad española, no sé si hemos evolucionado mucho, parece que no….. Acorralados en el subterráneo de la Torre de Radiopolis, nos defendemos a tiro limpio, José Miguel Moreno, Gervi Navío y oculto en el baño de la sede de las quinielas, montando la metralleta del cine, sin prisa, concienzudamente....nuestro critico, César Bardés. Nos vamos con Buns Blue, del magnifico disco de Count Basie y Oscar Peterson, Satch and Josh, para marcharnos a la altura de esta negra historia. Gervasio Navío Flores.