Richard Strauss :Las aventuras de Till Eulenspiegel y el caballero de la rosa

¡Música, maestra! - Un pódcast de Margarita Lorenzo de Reizabal - Jueves

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Hoy repasamos dos de las obras más emblemáticas del compositor alemán, nacido en Munich, Richard Strauss: el poema sinfónico "Las aventuras de Till Eulenspiegel" y la suite de la ópera "El caballero de la rosa". El personaje Till Eulenspiegel -perfectamente paralelo a los héroes de nuestra novela picaresca- existió realmente: fue un hombre del campo que murió víctima de la peste, hacia 1350, después de haber abanderado la rebelión contra la burguesía explotadora del campesinado. A partir de ahí, Till se convierte en leyenda y el personaje, manteniendo su esencia, evoluciona en las narraciones populares en función de las necesidades expresivas o ejemplarizantes de cada lugar y de cada época. Así, en el siglo XVI y en los Países Bajos, Till Eulenspiegel representó el símbolo de la aspiración flamenca a la libertad frente a la tiranía de los emperadores Carlos y Felipe. Pero el Till que nosotros conocemos es el que nos acercó Strauss a finales del siglo pasado, esto es, un gamberro, un bribón con algo de simpático y un mucho de agitador, siempre metido en líos, un provocador de vocación que acaba siendo perseguido por el orden imperante, juzgado, condenado y ajusticiado. Con Der Rosenkavalier (1910), Strauss moderó su lenguaje armónico acercándose al estilo lírico mozartiano y a la tradición vienesa de la opereta. Fruto de esa segunda etapa es una serie de óperas de corte neoclásico o neorromántico, según el título al que nos refiramos, muy apreciadas por el público y que, en su mayoría, permanecen en el repertorio lírico habitual, sobre todo las firmadas con el poeta Hofmannsthal: Ariadna en Naxos (1912), La mujer sin sombra (1918), Intermezzo (1923), Helena egipciaca (1927) y Arabella (1932).