DIA 86 - Bendiciones y Maldiciones
La Biblia en Un Año (con el pastor Julian G.) - Un pódcast de Julian Gamba

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Hoy estaremos leyendo Deuteronomio 27 y 28, Lucas 14 y el Salmo 58. En Deuteronomio 27, Moisés instruye al pueblo a escribir la ley sobre piedras cuando crucen el Jordán, y luego pronuncia doce maldiciones para quienes desobedecen al Señor. Es un recordatorio solemne de que la obediencia trae vida, y la desobediencia acarrea consecuencias.En Deuteronomio 28, se presentan dos caminos claros: las bendiciones que siguen a la obediencia y las maldiciones que siguen a la rebeldía. En Deuteronomio 28:1-2, Dios promete:"Si obedeces al Señor tu Dios y cumples cuidadosamente todos sus mandatos que te entrego hoy, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las demás naciones del mundo. Todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán si obedeces al Señor tu Dios" (NTV).Pero también advierte que, si no obedecen, muchas maldiciones caerán sobre ellos. Esta enseñanza no es para atemorizarnos, sino para recordarnos que nuestras decisiones tienen un peso espiritual y eterno.Reflexiona: ¿Estás eligiendo diariamente el camino de la obediencia a Dios, aun cuando sea desafiante?En Lucas 14, Jesús enseña sobre la humildad, el servicio desinteresado y el costo de seguirle. En la parábola de la gran cena, muchos invitados ponen excusas para no asistir, y entonces el señor de la casa dice:"Ve por los caminos y las veredas, y convence a todos los que veas para que vengan, para que la casa esté llena"(Lucas 14:23, NTV).Jesús nos enseña que el Reino de Dios está abierto a todos, pero requiere una respuesta sincera.Más adelante, Jesús habla del costo del discipulado. En Lucas 14:27, dice:"Y si no cargas tu cruz y me sigues, no puedes ser mi discípulo" (NTV).Seguir a Jesús no es algo superficial, ni temporal; es una decisión de rendición total, de renunciar al ego y vivir para Él.Reflexiona: ¿Estás cargando tu cruz y siguiendo a Jesús con todo tu corazón, o estás poniendo excusas para postergar tu entrega total?En Salmo 58, el salmista expresa su frustración por la injusticia de los gobernantes corruptos y clama por la intervención de Dios. Aunque comienza con palabras fuertes, termina con esperanza. En Salmo 58:11, dice:"Entonces todos dirán: 'Al fin los justos reciben su recompensa; sin duda hay un Dios que juzga con justicia aquí en la tierra'" (NTV).