DIA 47 - Sean Santos

La Biblia en Un Año (con el pastor Julian G.) - Un pódcast de Julian Gamba

Hoy estaremos leyendo Levítico 11-12, Marcos 7 y el Salmo 35:19-28. Comenzamos con Levítico 11 y 12, donde Dios establece leyes de pureza para Su pueblo. En Levítico 11, Dios da instrucciones sobre los alimentos puros e impuros, no solo para la salud física, sino para que Israel fuera un pueblo apartado para Él. En el versículo 45, Dios dice: "Pues yo, el Señor, soy quien los sacó de la tierra de Egipto para ser su Dios. Por lo tanto, deben ser santos porque yo soy santo"(Levítico 11:45, NTV). Esta enseñanza nos recuerda que Dios nos llama a vivir en santidad, no por reglas externas, sino porque nuestra vida debe reflejar Su carácter.En Levítico 12, se habla sobre la purificación después del parto, mostrando cómo cada aspecto de la vida debía estar alineado con la presencia de Dios. Aunque estas leyes eran específicas para Israel, en Cristo entendemos que la verdadera pureza viene de un corazón transformado. Nuestra santidad no depende de reglas externas, sino de nuestra relación con Dios y nuestra obediencia a Su Palabra. Reflexiona: ¿Estás permitiendo que Dios transforme tu corazón y te haga vivir en santidad, no por obligación, sino como una respuesta de amor a Él?Pasamos ahora a Marcos 7, donde Jesús desafía las tradiciones religiosas que han reemplazado la verdadera obediencia a Dios. Los fariseos critican a los discípulos por no seguir ciertos rituales de purificación, pero Jesús les responde con una verdad poderosa: "Ustedes invalidan la palabra de Dios con su propia tradición, que han transmitido de generación en generación"(Marcos 7:13, NTV).Jesús deja claro que la pureza no se trata de lo que entra al cuerpo, sino de lo que sale del corazón. En el versículo 20, dice: "Es lo que sale de su interior lo que los contamina"(Marcos 7:20, NTV). La verdadera contaminación espiritual no viene de lo externo, sino del pecado que brota de un corazón no rendido a Dios. Más adelante, Jesús sana a la hija de una mujer sirofenicia y a un hombre sordo, mostrando que la fe y la humildad son más importantes que el cumplimiento de reglas externas. Dios no está buscando rituales vacíos, sino un corazón sincero y una fe genuina. Reflexiona: ¿Estás enfocando tu relación con Dios en reglas externas, o estás permitiendo que Él transforme tu corazón?