DIA 195 - Reinado de Josías

La Biblia en Un Año (con el pastor Julian G.) - Un pódcast de Julian Gamba

Hoy estaremos leyendo 2 Crónicas 35-36, 1 Corintios 4 y el Salmo 106:32-39. En 2 Crónicas 35, el rey Josías organiza una de las Pascuas más grandes en la historia de Judá. Se muestra como un líder que ama al Señor y desea restaurar la adoración genuina. Sin embargo, al final de su reinado, Josías comete un error: sale a la guerra contra Egipto sin consultar al Señor y pierde la vida. En 2 Crónicas 36, se narra la caída final de Judá. Después de Josías, los reyes siguientes hacen lo malo, y finalmente, por la insistencia del pueblo en pecar y despreciar a los profetas, Dios permite que Babilonia destruya Jerusalén. El templo es quemado, las murallas caen y el pueblo es llevado al exilio. Sin embargo, el capítulo termina con esperanza: Dios mueve el corazón de Ciro, rey de Persia, para permitir el regreso de los judíos a su tierra.Reflexiona: ¿Estás buscando la dirección de Dios antes de tomar decisiones importantes? ¿Reconoces que incluso en medio de las consecuencias de nuestros errores, Dios siempre tiene un plan de restauración?En 1 Corintios 4, Pablo habla de los verdaderos siervos de Cristo. No se trata de buscar reconocimiento humano, sino de ser hallados fieles por Dios. “A mí poco me importa cómo me califiquen ustedes o cualquier autoridad humana... es el Señor quien me juzga” (v. 3–4). Pablo también advierte contra el orgullo espiritual y llama a los corintios a recordar que todo lo que tienen es por gracia. Termina con una exhortación paternal, invitándolos a imitar su manera de vivir.Reflexiona: ¿Estás más enfocado en cómo te ven los demás o en cómo te ve Dios? ¿Vives con humildad, reconociendo que todo lo que tienes es un regalo del Señor?En el Salmo 106:32–39, el salmista recuerda el momento en que el pueblo provocó la ira de Dios en Meribá, llevando incluso a Moisés a cometer un error. También menciona cómo cayeron en la idolatría y prácticas abominables, alejándose completamente de la santidad de Dios. Estas palabras son un llamado claro a vivir con un corazón limpio y a no permitir que el compromiso con el mundo nos aparte de la fidelidad a Dios.