DIA 187 - La Batalla es de Dios

La Biblia en Un Año (con el pastor Julian G.) - Un pódcast de Julian Gamba

Hoy estaremos leyendo 2 Crónicas 19-20, Romanos 14 y el Salmo 105:8-15. En 2 Crónicas 19, Josafat regresa de la batalla con Acab y es confrontado por el profeta Jehú: “¿Debes ayudar a los perversos y amar a los que odian al Señor?” (v. 2). Sin embargo, también se reconoce que hay algo bueno en él, porque ha quitado los ídolos y ha preparado su corazón para buscar a Dios. Josafat nombra jueces por todo Judá y les dice: “Actúen con temor del Señor, con fidelidad y con un corazón íntegro” (v. 9). En 2 Crónicas 20, cuando Judá es amenazada por una gran multitud, Josafat no entra en pánico, sino que busca al Señor en ayuno y oración. En medio del clamor, Dios responde por medio del profeta Jahaziel: “No tengan miedo ni se desalienten por este poderoso ejército, porque la batalla no es de ustedes, sino de Dios” (v. 15). El pueblo alaba, Dios actúa, y Judá obtiene victoria sin levantar una espada.Reflexiona: ¿A quién acudes cuando te enfrentas a una batalla imposible? ¿Estás dejando que Dios pelee por ti o estás tratando de ganar con tus propias fuerzas?En Romanos 14, Pablo habla de cómo debemos tratar a otros creyentes en temas donde hay diferencias de conciencia. Dice: “Acepten a los creyentes que son débiles en la fe y no discutan con ellos sobre lo que consideran correcto o incorrecto” (v. 1). Nos llama a no juzgar ni menospreciar, sino a vivir con una conciencia limpia delante de Dios. Lo importante no es lo que comemos o dejamos de comer, sino si edificamos al otro en amor y vivimos para el Señor. “Así que esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la edificación mutua” (v. 19).Reflexiona: ¿Tu libertad está siendo usada con amor? ¿Estás ayudando a otros a crecer o imponiendo tu opinión por encima de su proceso?En Salmo 105:8–15, el salmista celebra el pacto eterno de Dios con Abraham, Isaac y Jacob. Se nos recuerda que aunque eran pocos y débiles, Dios los protegía. Dice: “Él no permitió que nadie los oprimiera; más bien, reprendió a los reyes en defensa de ellos” (v. 14). Esta porción declara que Dios es fiel a sus promesas aunque pasen generaciones y que cuida celosamente de sus hijos.