LA OBRA DE DIOS

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DIOS SE DA A CONOCER Parte-1 “La obra de Dios”   Detrás de cada situación hay una obra de Dios en proceso.   Se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no había conocido a José, y dijo a su pueblo: «Miren, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y más fuerte que nosotros. »Procedamos, pues, astutamente con él, no sea que se multiplique y en caso de guerra, se una también con los que nos odian y pelee contra nosotros y se vaya del país». Así que pusieron sobre ellos capataces para oprimirlos con duros trabajos; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramsés. Éxodo 1:8-11   “Nuestro mejor programa de entrenamiento es a través de nuestras dificultades”   Los egipcios, pues, obligaron a los israelitas a trabajar duramente, y les amargaron la vida con dura servidumbre en hacer barro y ladrillos y en toda clase de trabajo del campo. Todos sus trabajos se los imponían con rigor. Entonces el rey de Egipto habló a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y la otra Puá, y les dijo: «Cuando estén asistiendo a las hebreas a dar a luz, y las vean sobre el lecho del parto, si es un hijo, le darán muerte, pero si es una hija, entonces vivirá». Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron como el rey de Egipto les había mandado, sino que dejaron con vida a los niños.  El rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: «¿Por qué han hecho esto, y han dejado con vida a los niños?». Las parteras respondieron a Faraón: «Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias, pues son robustas y dan a luz antes que la partera llegue a ellas». Dios favoreció a las parteras; y el pueblo se multiplicó y llegó a ser muy poderoso. Y por haber las parteras temido a Dios, Él prosperó sus familias. Entonces Faraón ordenó a todo su pueblo: «Todo hijo que nazca lo echarán al Nilo, pero a toda hija la dejarán con vida». Éxodo 1:13-22   Dios puede estar actuando en secreto en medio de tus dificultades.   Un hombre de la casa de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví. Y la mujer concibió y dio a luz un hijo. Viendo que era hermoso, lo escondió por tres meses. Pero no pudiendo ocultarlo por más tiempo, tomó una cestilla de juncos y la cubrió con asfalto y brea. Entonces puso al niño en ella, y la colocó entre los juncos a la orilla del Nilo. Éxodo 2:1-3   Tus decisiones pueden cambiar el rumbo de la historia de una sociedad en problemas. Tus decisiones si importan. Tus decisiones pueden ser inicio de una gran obra de Dios para todos.   Que una situación se salga de tus manos, no significa que salió del control de Dios.   La hermana del niño se puso a lo lejos para ver qué le sucedería. Cuando la hija de Faraón bajó a bañarse al Nilo, mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del río, vio la cestilla entre los juncos y mandó a una criada suya para que la trajera. Al abrirla, vio al niño, y oyó que el niño lloraba. Le tuvo compasión, y dijo: «Este es uno de los niños de los hebreos». Entonces la hermana del niño dijo a la hija de Faraón: «¿Quiere que vaya y llame a una nodriza de las hebreas para que críe al niño?». «Sí, ve», respondió la hija de Faraón. La muchacha fue y llamó a la madre del niño.  Y la hija de Faraón le dijo: «Llévate a este niño y críamelo, y yo te daré tu salario». La mujer tomó al niño y lo crió. Cuando el niño creció, ella lo llevó a la hija de Faraón, y vino a ser hijo suyo; y le puso por nombre Moisés, diciendo: «Pues lo he sacado de las aguas». Éxodo 2:4-10   No estamos llamados a dar por perdido nada, Dios no nos ha mandado claudicar frente a nuestras circunstancias. El poder y los milagros de Dios se dan muchas veces cuando pensamos que todo está perdido.   Dios también se da a conocer a través de nuestras adversidades y dificultades. Una de las virtudes de Dios que él se revela de manera personal en medio de cada suceso en nuestras vidas.   Cada obra de Dios es una historia detrás de la historia.   Dios tiene las cosas bajo control. No dejes de confiar