Los orígenes británicos de Donetsk y Lugansk

Historias de la economía - Un pódcast de elEconomista - Lunes

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Y finalmente, Rusia atacó Ucrania. El mundo mira con atención todo lo que ocurre en la frontera este del país. Las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk se han convertido en el principal teatro de operaciones del enfrentamiento entre Moscú y Kiev, entre Moscú y occidente. Un conflicto armado, económico, diplomático... pero que también incluye la batalla por el relato.En este campo, desde Rusia insisten en recordar el pasado común que les une con estas ciudades, como parte de un imperio más grande. También juegan con el predominio del ruso como el idioma principal de sus habitantes, influenciados por la cantidad de trabajadores que fueron enviados allí por la Unión Soviética tras la segunda Guerra Mundial. Mientras que desde Ucrania recuerdan la unión que iniciaron hace más de un siglo.No hablamos de una parte cualquiera. La región de Donbás, con enormes reservas de carbón, es la parte más industrializada del país, lo que le permitía en 2013, un año antes de que estallase el conflicto, aportar el 20% de PIB ucraniano, a pesar de representar solo el 5% del territorio. Donetsk, la ciudad más importante, contaba además con un gran aeropuerto, un edificio de la ópera... hasta con un moderno estadio, construido para la Eurocopa de 2012. Su equipo de fútbol, el Shaktar, logró ser respetado en toda Europa.Zona minera por excelencia, durante el dominio soviético era una región muy apreciada, y la propaganda incluso convirtió a alguno de esos mineros en auténticos héroes. Es el caso de Alekséi Stajánov, un minero soviético que diseñó un método de trabajo que permitía multiplicar la cantidad de carbón que se podía extraer en una sola jornada, superando todos los objetivos que le marcaba Moscú. Su logro se transmitió por todo el país, puesto por el Gobierno como ejemplo de trabajador modélico, impulsando una corriente laboral, el estajanovismo, que señala el máximo rendimiento ofrecido por un trabajador por iniciativa propia. El protagonista, recibido con honores por todo el país, era atacado por sus compañeros más cercanos por elevar los objetivos de producción diarios.Pero todo cambió con el colapso de la Unión Soviética. Tras la independencia de Ucrania en 1991, las crisis económicas, el alza del desempleo, la caída de las subvenciones a la minería y las políticas lingüísticas en favor del ucraniano acabaron generando el efecto contrario: el impulso del independentismo en la región.Una crisis que alcanzó un nuevo nivel en 2014, con el enfrentamiento armado, que destruyó parte de las infraestructuras de la región, profundizando la crisis económica y provocando desde entonces la huida de casi la mitad de la población.Lo curioso es que el origen de Donetzk y Lugansk no son ni rusos ni ucranianos, sino... británicos. Fueron fundadas por un galés y un escocés. En una Rusia con una alarmante falta de artesanos cualificados, el zar recurría con frecuencia a los nobles para cubrir estas carencias. Por un lado, enviaba a los rusos a países occidentales para estudiar cómo trabajaban y para atraer a extranjeros que trabajasen en Rusia. Para ello, los ofrecían numerosos privilegios, como liberarles del servicio militar, reducirles los impuestos que debían pagar o permitiéndoles importar maquinaria y materiales, salvo para uso bélico.Uno de los que fueron reclutados con esa fórmula fue el escocés Charles Gascoigne, un industrial que emigró en 1780 a Rusia huyendo de los problemas financieros que había sufrido en su país. Se estableció inicialmente en San Petersburgo, pero fue recorriendo el país construyendo fábricas y administrando diferentes minas. Una de las industrias que pone en marcha es una planta metalúrgica en Lugansk, en 1795. Contaba altos hornos que no funcionaban con madera, sino con carbón, una tecnología que no existía en ese momento en Rusia. Para alimentarla, se impulsa la construcción de una mina de hierro y otra de carbón en la región. Gascoigne llega acompañado de...