Historia de las propinas en EEUU: por qué son casi obligatorias

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Las propinas son siempre un tema polémico. ¿Hay que dejarlas? ¿Es obligatorio? ¿Me van a mirar mal si no la incluyo? ¿Se va a quejar el camarero? En España son voluntarias, pero para los profesionales, especialmente en el sector de la hostelería, son esperadas. Son un gesto de agradecimiento por el servicio recibido, o una forma de asegurarse un trato preferente si el cliente va a volver en el futuro.Pero se trata de un tema eminentemente cultural, con importantes diferencias según el país en el que nos encontremos. Así, hay algunos países, principalmente en Asia, donde es una costumbre muy mal vista, que incluso se puede considerar grosera o de mal gusto. Algo parecido pasaba en Paraguay, donde las propinas eran vistas como una especie de soborno incómodo, pero con el aumento del turismo recibido se han ido normalizando, y los profesionales ya las esperan con alegría.Hay otros países, como la vecina Francia, Cuba, Países Bajos, Alemania... donde son obligatorias. En algunos casos, incluso es un servicio incluido en la cuenta, del que no te puedes librar.Pero donde se libra la batalla principalmente es en países como Canadá, India, República Checa... y sobre todo Estados Unidos, donde las propinas son un pilar fundamental para los sueldos de los camareros. Y para los taxistas, los peluqueros, los recepcionistas de hotel... No son obligatorias, pero son casi un deber moral. Da igual si el trato recibido ha sido bueno, malo o regular, se espera que se dé. Y en algunos casos hasta se incluye el porcentaje esperado en el ticket.¿Cómo surge esta tradición? ¿En qué momento las propinas se volvieron tan importantes para los trabajadores? ¿A qué se debe? Sorprendentemente, la cultura del 'tipping' está en realidad fuera del país. De hecho, hasta 1840 no existía esta práctica, según el historiador Kerry Segrave.Era una tradición europea. Se calcula que se originaron en Inglaterra en el siglo XVI, cuando los huéspedes dejaban dinero para los empleados de sus anfitriones, para compensar el trabajo adicional que les generaban. Un libro anónimo inglés de 1795, recogido por la BBC, explica un poco su funcionamiento en aquella época. "Si un hombre con su caballo se aloja en una posada, además de pagar la factura debe dar al menos un chelín al camarero y seis peniques a la mucama, al mozo de cuadra y al limpiabotas, lo que suma media corona".Un viajero inglés llamado John Fowler, famoso ingeniero especializado en ferrocarriles, viajó a Nueva York en 1830, con esta experiencia y esta cultura de las propinas a sus espaldas. Tomó numerosas notas durante su visita, entre las que destacaba el siguiente gasto: "Total, 81 centavos; camarero 0, mucama y botas, ídem; y cortesía y agradecimiento por el trato. ¿Se verá esto en Inglaterra? Pasará algún tiempo antes de que allí se convierte en costumbre".¡Creía que la costumbre de que no hubiera propinas se trasladaría de Estados Unidos a Europa! Sin embargo, ocurrió lo contrario. Cuando el siglo XIX tocaba a su fin, los estadunidenses importaron la costumbre europea. Fue la vocación elitista de aquellos americanos, imitadores de las prácticas de la aristocracia europea, los que empezaron a dar propinas en su país. Era un gesto como para recordar que tenían una educación refinada.También jugó un papel fundamental en la consolidación de esta práctica el fin de la esclavitud. Los restaurantes querían seguir teniendo mano de obra negra gratuita, así que adaptaron las propinas para convertirás en el salario de los empleados. "Les dijeron a los negros: te vamos a contratar, no te vamos a pagar, pero puedes recibir propinas", explica Saru Jayaraman, activista pro derechos laborales, en declaraciones a BBC. Hay que tener en cuenta que los empleados negros representaban casi la mitad de la industria hostelera.El racismo también ejercía una gran presión en este aspecto. "Los negros aceptan propinas, por...