Asics, el imperio deportivo que asienta sus bases sobre una ensalada de pulpo

Historias de la economía - Un pódcast de elEconomista - Lunes

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A Arquímedes se le encendió la bombilla dándose un baño y Newton desarrolló su teoría de la gravedad después de que una manzana perturbara su descanso. De las cosas cotidianas pueden surgir principios, teoremas y, por supuesto, ideas que acaben siendo revolucionarias. Es el caso de Asics, una de las marcas de ropa deportiva más influyentes del mundo, que es lo que es porque un día un hombre con visión de negocio tuvo una revelación comiendo pulpo.Quizás pocos saben que Asics es el acrónimo de 'Anima Sana In Corpore Sano', pero para llegar aquí primero hay que hacer un repaso a una evolución empresarial de vértigo.Kihachiro Onitsuka es el primer responsable de lo que acabaría siendo un imperio. Veterano de guerra, se reinventó en empresario del sector del calzado, un ámbito nada extraño para él ya que desde pequeño había trabajado como zapatero. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Onitsuka quiso impulsar Japón como cuna de grandes deportistas, y promulgar, además, estilos de vida saludables, para contribuir a reflotar un país al que las bombas dejaron muy tocado. Con esta premisa y cuatro empleados fundó en 1949 Onitsuka Shôkai.El baloncesto y en el running han sido las principales guías del negocio desde sus orígenes, y las que mayores éxitos han reportado a la marca. Como consecuencia de analizar carreras, Onitsuka inventó unas zapatillas para correr que ayudaran a evitar las ampollas: las Onitsuka Tiger Marathon Tabi, inspiradas en el tradicional calcetín japonés, que separa el dedo gordo del resto, y que además incluían agujeros de ventilación en el empeine, para hacerlas transpirables y ayudar a los maratonianos a mejorar su rendimiento. La idea funcionó y fueron las que en 1951 llevaba puestas el superviviente del ataque a Hiroshima, Shigeki Tanaka, cuando ganó el Maratón de Boston.Sin embargo, el mayor invento asociado al japonés es otro. En medio de una búsqueda infructuosa de nuevos modelos de zapatillas llegaría la gran revolución, aunque casi más llamativo que la idea, fue cómo surgió. Un tentáculo 'rebelde' pegado al plato de la ensalada de pulpo que comía Onitsuka despejó la mente del empresario: tenía que trasladar ese 'efecto ventosa' a su producto para dar a los jugadores más tracción al pivotar.Y del plato... a la suela, concretamente a la goma de las deportivas. Bajo el sello de Onitsuka Tiger, el nuevo modelo vistió por los pies a la selección japonesa de baloncesto, que las eligió para participar en los Juegos Olímpicos de 1952. Aunque había nacido pocos años atrás, la empresa ya coleccionaba glorias y fama.Los logros se sucedieron y la pequeña empresa fue cogiendo envergadura. Para expandirse fuera de Japón se alió con Blue Ribbon Sports, durante años el único distribuidor de su producto en Estados Unidos. Las vueltas de la vida hicieron que aquella empresa -cuyo propietario, Phil Knight, quedó prendado de las ideas del japonés- acabara llamándose Nike y que se convertiría en su principal competidor.La reputación de Onitsuka crecía a pasos agigantados. En 1967 consiguió el primer puesto de la recién estrenada guía Runner's World con su modelo de entrenamiento Tiger Road Runner, y acabó convirtiéndose en la favorita de los atletas de élite. El corredor de fondo finlandés, Lasse Viren, calzaba unas Onitsuka Tiger cuando en 1976 ganó su cuarta medalla de oro en unos Juegos Olímpicos.La nueva era para la marca japonesa se abriría en 1977 con el nacimiento de Asics Corporation tras la fusión de Onitsuka con otras dos empresas de equipamiento y vestimenta deportiva. Incluye el estreno del nuevo logo, diseñado por la leyenda de la tipografía Herb Lubalin. El emblema es una representación gráfica redondeada suave en minúscula 'A'. Es un símbolo de dinamismo y movimiento, mente progresiva y deporte. Es un diseño atemporal y moderno, que de hecho estuvo vigente sin cambios hasta el año 2003.Para entonces, la relación con Nike ya estaba muerta. El choque de trenes de dos gigantes se hizo inevitable y...