Episodio 27 - Arthur Rimbaud (Mariano Flax)
Epistolar - Un pódcast de Antología de lo íntimo - Miercoles
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Los poetas Paul Verlaine y Arthur Rimbaud fueron amantes. Cuando se conocieron, Verlaine estaba casado. Pero quedó prendado de ese chico de 16 años y cara angelical. Construyeronun amor lleno de poesía, de absenta y de mucha extrema violencia, que incluyó tuvo disparos. Esta carta es una demostración del vínculo tortuoso de dos de los poetas más malditos de la literatura universal. Lee el actor y locutor Mariano Flax. ***** Querido amigo, He leído tu carta datada en El Mar. Esta vez te has equivocado, y mucho. Para empezar. No hay nada de positivo en tu carta: tu mujer no volverá, o lo hará dentro de tres meses o tres años, ¿qué sé yo? En cuanto a acabar con tu vida, te conozco bien. Lo que harás, mientras esperas a tu mujer y tu muerte, será agitarte, errar, molestar a la gente. ¿Aún no has comprendido que los arrebatos de cólera eran tan falsos de un lado como del otro? Pero ahora serás tú quien cometerá los próximos errores porque, incluso después de haberte llamado, has insistido en esos falsos sentimientos. ¿Acaso crees que tu vida será más agradable con otros que conmigo? ¡Piénsalo bien! ¡Ah, ciertamente no! Sólo conmigo puedes ser libre y, puesto que prometo ser más amable en el futuro y deploro todos los errores cometidos por mi parte, ahora que por fin tengo el espíritu limpio y te quiero bien, si no quieres volver, o que yo me reúna contigo, estarás cometiendo un crimen, y te arrepentirás durante muchos años por la pérdida de toda libertad, y por problemas posiblemente más atroces a cuantos hayas podido sufrir. Después de eso, reflexiona sobre lo que eras antes de conocerme. En cuanto a mí, no volverá a la casa de mi madre. Iré a París. Intentaré marcharme el lunes por la tarde. Tú me habrás obligado a vender toda tu ropa, pues no puedo hacer otra cosa. Aún no la he vendido, no será hasta el lunes por la mañana cuando se la lleven. Si quieres dirigirme cartas a París, envíalas a L. Forain, 289, rue St. Jacques, para A. Rimbaud. Él sabrá mi dirección. Por supuesto, si tu mujer regresa, no te comprometeré escribiéndote, ni escribiré más. Solo debes recordar una sola cosa: vuelve, quiero estar contigo, te amo. Si escuchas esto, demostrarás valor y un espíritu sincero. De otra forma, te compadezco. Pero te amo, te abrazo y ya nos veremos. Rimbaud