Episodio 2 - Carta de un soldado de Malvinas desde las islas (Gabriel Sagastume)

Epistolar - Un pódcast de Antología de lo íntimo - Miercoles

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Es la primera vez en la historia de Epistolar que el autor de la carta es también quien la lee. Se trata de un ex combatiente de la Guerra de Malvinas. Pero nadie mejor que el para contarnos su historia y la de su carta, que forma parte de la obra de teatro Campo Minado. ****** Me llamo Gabriel Sagastume. Yo fui soldado del Regimiento 7 durante la Guerra de Malvinas. Estaba en una colina, que se llama Wireless Ridge. Yo no creía que los ingleses iban a venir y no me había hecho trinchera. Empece a buscar un lugar donde protegerme cuando empezaron los bombardeos. En realidad, lo único que hacía era escribir cartas, como ésta, que le escribí a Florencia, que era mi novia en esa época y que hoy es mi mujer. ****** Islas Malvinas, 1 de junio de 1982 Querida Florencia: Ayer recibí tu carta número seis para mí. Está fechada el 18 de mayo y le pusiste Laura S. como remitente por miedo a que no me llegue. Ya te digo: las cartas llegan lo que pasa es que tardan bastante. Ya me llegaron seis tuyas, cuatro de mamá, dos de Marta, una de Alicia, una de Salta, una de Susana Barreto (la mamá de Memo), una de Silvia, una Claudia, una de Cecilia y una de Tomás. Me acabo de avivar releyendo que me olvidé de la de tus hermana y la de tus viejos (por favor, que no trascienda). Me preguntás por las donaciones y te digo que deben estar en Río Gallegos o no sé dónde porque acá no están. Lo mismo debe pasar con encomiendas porque me llegó solamente la primera de mamá. Te digo que recibir una carta acá equivale casi a un cacho de asado. No, vale más todavía. No sabés lo que son las caras de los monos cuando entregan cartas. Y los saltos que pego yo cuando hay para mí. Es difícil mantener una comunicación porque de los dos nos queda la duda de si llegará y cuándo. Además, veo que te preocupa que no hablo mucho de lo que hacemos y cómo estamos. Es que recibir una carta y ponerse a escribir son dos momentos sublimes, en los que por algunos instantes me voy de esta isla y estoy en casa o en la tuya y me siento rodeado de gente que quiero y que me quiere. Me cuesta hablar de la vida que llevamos acá porque cuando escribo quiero estar un rato con ustedes aunque sea mentalmente y por eso pongo pavadas y divago. Te cuento ahora un poquito y nada más. Estamos en una colina, a unos 10 kilómetros del pueblo Puerto Stanley o Puerto Argentino. Vivimos en carpas o en posiciones, que son pozos, rodeados de piedras y les hacemos techo con los paños de carpa. Tenemos una cocina acá arriba con nosotros, pero los víveres lo traemos a lomo. Solamente debemos esperar un ataque y estar siempre alertas. Pero, más que eso, lo único que esperamos es la hora de la comida, cartas y encomiendas. La radio se me rompió, así que las noticias me vienen por boca de otro. Bueno, se me acabo el papel y todavía no te puse te quiero. No me salió una linda carta, pero sabrás disculpar. Tenía ilusión de estar el 13 con vos pero aunque no esté allá seguro que acá se me escapa alguna lagrimita para vos. No importa, ya vamos a festejar a la vuelta y vamos a tomarnos todo y comernos todo. Vos no, porque te tenés que cuidar. Te quiero mucho mucho mucho. Te extraño y además se me acaba la birome. Muchos besos y el más feliz cumpleaños de Gabriel. PD: Va una carta para mamá y otra para Tomás. Ah, me parece que en estos días es el Día del Padre. Dale saludos a Rubén de su yerno combatiente.