E07 El jardín de las delicias: paraíso, pecado y averno

Nos encontramos en Flandes a finales del siglo XV, la mundanidad y el ascetismo mantienen una constante lucha de la que comienzan a surgir numerosas sectas heréticas. La élite intelectual difunde duras críticas contra la Iglesia y a su vez crecen las tensiones religiosas entre los miembros del clero. La Iglesia propaga amenazas de castigo divino y refuerza su adoctrinamiento religioso. Contra todo ello nace El jardín de las delicias.Hieronymus Van Aeken Bosch, el Bosco, es el creador de una de las obras más enigmáticas e importantes de la historia del arte. Cada elemento tiene un significado, cada retablo representa un mundo diferente y todo él, en su conjunto, posee un motivo de representación concreto. Cientos de universos en una única obra llena de color y detalle. Por el soporte de roble que se hizo, se estima que El jardín de las delicias data del 1500, cuando el artista se encontraba en plena madurez. Tan misterioso resulta que ni siquiera está firmado y no se sabe a ciencia cierta si fue un encargo del conde Engelbert II de Nassau o de su sobrino y heredero Enrique III de Nassau.El tríptico cerrado muestra un mundo sin sol ni luna, una gran esfera gris repleta de agua. Al abrirlo, se produce una auténtica explosión de color, personajes, animales y plantas. Cada retablo representa una escena diferente: el paraíso terrenal, el paraíso entregado al pecado y el averno. Amparo López, conservadora jefe del Múseo Lázaro Galdiano nos ayuda a descifrar alguno de los enigmas que se esconden en cada una de las partes. Y el viñetista Max explica las dobles lecturas de esta sugerente obra y nos invita a fijarnos en cada uno de sus detalles.Dicen que Felipe II estaba obsesionado con el arte de El Bosco y que en sus últimos días de vida a causa de la gota, pidió que le colocaran el tríptico en sus aposentos del monasterio de El Escorial para poder verlo desde la cama.Descubre el encanto de

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