¿Se puede cambiar sin usar el embrague?

El Garaje Hermético de Máximo Sant - Un pódcast de Máximo Sant

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La pregunta es: ¿Se puede cambiar, en un coche manual, sin usar el embrague? La respuesta es un categórico ¡SI! Entonces, ¿para qué está y para qué sirve el embrague? Básicamente para hacernos la vida más fácil, porque para cambiar sin embrague hay que tener habilidad y conocimientos… la habilidad la pones tú y los conocimientos te las damos nosotros. Al final de este video verás que todo lo que te contamos en la teoría de nuestro estudio y de nuestra “pizarra hermética” lo llevamos a la práctica y circularemos cambiando sin embrague, sin forzar y sin rascar… Pero hasta llegar ahí vamos a repasar tus conocimientos sobre coches… ¡ojo! que en este vídeo nos referimos siempre a coches térmicos, no híbridos y a cambio manuales convencionales… los de siempre, para entendernos. Te explicaremos, en su momento, el por qué. Nos vamos a los comienzos del automóvil. Imagínate, has inventado un motor y lo has puesto en un coche… vas bien. Pero, ¿Qué pasa cuando paras? Pues o paras el motor o “aíslas” el motor de las ruedas. Esto lo vemos en nuestra ya mundialmente famosa… “Pizarra Hermética” … si “conectas” el motor directamente al eje motriz, cuando el coche se detenga, se pararía el motor, pues como están unidos por un eje, si las ruedas giran a 0 rpm, el motor gira a 0 rpm. En un coche con motor eléctrico esto no es un problema, porque con el motor parado ya hay par y podemos arrancar el coche sin necesidad de embrague. En muchos híbridos, por ejemplo, los último de Renault, sucede los mismo. Pero en un térmico si paras las ruedas necesitas “separar” las ruedas del motor y colocas un embrague. Normalmente los embragues más habituales, monodisco en seco, son dos discos, uno de ellos se desplaza… cuando se unen, el giro del motor se pasa a las ruedas y cuando estos discos se separan, se aíslan y puede estar el coche parado y el motor en marcha. Un coche necesita un cambio de marchas. ¿Por qué? Vamos a explicarlo. Para arrancar necesita una relación que le permite girar alto a poca velocidad… o sea, una primera. Además de esta manera, el trabajo del embrague es menos duro, debe resbalar menos. Si has probado o por error has arrancado en segunda o tercera, que es posible, verás que has tenido que dejar patinar mucho el embrague… Por el otro lado, un coche necesita una marcha que le permita ir a una buena velocidad de crucero con el motor bajo de vueltas… así gasta menos y se desgata menos. Da igual que sea la cuarta, quinta o sexta, la última. ¿Y por qué se ponen marcha entremedias? Imagina que solo tuvieses una primera y una quinta o sexta: Por mucho que subieses de vueltas la primera, el motor bajaría mucho de revoluciones… por ejemplo, un puerto de montaña lo tendrías que hacer todo en primera. Las marchas con cómo los peldaños de una escalera de mano: Puedes poner pocos muy separados y muchos más juntos. En el primer caso tendrás que hacer mucha fuerza con las piernas, en el segundo subirás más cómodo. Ya vemos que hace falta un cambio… pero ¿Cómo funciona un cambio? Primero vamos a ver qué elementos tiene un cambio: - El eje primario, que va unido mediante el embrague al eje del motor, al cigüeñal. - El eje secundario, que va unido a las ruedas a través del diferencial. - Un par de piñones por marcha, uno en el primario y otro en el secundario. La relación entre el número de dientes de cada par de piñones da lugar a las diferentes relaciones del cambio. Hay más piezas como las horquillas, los desplazables, los sincros… de todo eso hablaremos en otro video, pero ahora vamos a ver qué pasa cuando cambiamos de marcha. Decíamos que el embrague sirve para arrancar, pero también nos ayuda a que el cambio sea más suave. Si usas el embrague, los sincros, que son unas piezas que “rozan” antes de bloquear los piñones, igualan la velocidad del par de engranajes y la marcha entra. Cuando pisas el embrague, los piñones solidarios al motor quedan libres y por eso puedes cambiar de marcha con suavidad. Para que lo entiendas, te pongo un ejemplo: Vamos a imaginar un coche que tiene una primera velocidad con un desarrollo de 10 km/h cada 1.000 rpm y una segunda de 20 km/h cada 1.000 rpm. Subimos en primera a 4.000 rpm, como son 10 km/h por cada 1.000 rpm, circularemos a 40 km/h. A esa velocidad, en segunda, el motor debe girar a solo 2.000 rpm, ya sabes 20 km/h por cada 1.000 rpm, solo 2.000 rpm. ¿Qué pasa cuando pisamos el embargue y cambiamos? Que los sincros de la segunda velocidad “frenan” el piñón de segunda solidario al motor hasta que las velocidades de los piñones si igualan y la marcha entra con suavidad. Esto es posible por el trabajo de los sincros, pero también porque el embrague deja libres los piñones del eje primario del cambio. Así que queda claro, hay que usar el embrague… Porque si eres tan bueno que igualas la velocidad de los dos ejes, el embrague no es necesario… volvemos al ejemplo anterior: Si vas a 40 km/h en primera a 4.000 rpm, pones el punto muerto, y cuando el motor va a 2.000 rpm cambias a segunda… la marcha entrara sin rechistar y sin rascar. ¿Qué no te lo crees? Te lo voy a demostrar y para eso… ¡nos vamos a la carretera! En un Ford Ka+ que he pedido prestado a mi hijo, porque mi Mazda está en el taller… pero esto… lo tenñies que ver en el vídeo. Coche del día. El coche del día va a ser el BMW 318iS de la serie e30 de 1989, un coche relativamente modesto, con motor 1.8 de 16V y 136 CV que pesaba apenas 1.100 kg y era un coche muy equilibrado… que me encantó y con el que gané la apuesta del Jarama dando una vuelta completa a buen tirmo y sin usar el embrague.