Opel Calibra, un coche injustamente olvidado
El Garaje Hermético de Máximo Sant - Un pódcast de Máximo Sant
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Tengo cierta debilidad por los “veteranos” Opel Coupé. En este vídeo damos un repaso a esos coches… ¡os van a encantar! Y además, ya sabéis que me atraen los coches olvidados… sobre todo cuando son injustamente olvidados. O, casi peor aún, mal recordados. Probablemente este sería el caso del Opel Calibra, un excelente Coupé al que la historia y muchos aficionados no le han hecho justicia. Pero nosotros sí. Este video es muy especial, porque lo hago como regalo para un buen amigo. Y es que tengo un gran aprecio a Gustavo Boyero, de “La Petite Atelier” que restaura los coches hasta dejarlos no como nuevos, sino mejor que nuevos, ¡mucho mejor! Lo podréis comprobar, porque muchas de las imágenes que vamos a usar, las de un Opel Calibra azul, es un coche restaurado por él. Opel siempre había tenido en su gama modelos coupé, pero el paso de la propulsión trasera a la tracción delantera pillo “con el paso cambiado” a la gama de coupés. Bueno, este paso y el increíble éxito del Opel Kadett “Grand Sport Injection” … que por ese nombre a lo mejor no lo reconocéis, pero si digo GSi, seguro que sí. El éxito de este modelo entre los usuarios más deportivos, tanto en sus versiones de 8 válvulas presentado en 1984 como sobre todo de 16 válvulas que llegó en 1987, hizo que no hubiese demasiadas prisas por lanzar un Coupé de tracción delantera. Y es que en la gama Opel siempre, al menos más o menos desde 1960, ha habido modelos Coupé de mayores o menores pretensiones deportivas. Se puede decir que todo comienza con el Opel Rekord P2 Coupé de 1960. Apenas 3 años después se presenta un coche por el que tengo especial simpatía, el Kadett A Coupé de 1963, cuya versión más potente ofrecía 53 CV… no muy deportivo, pero es que este coche nace para competir con el VW Escarabajo. Ese mismo año aparece el Rekord A Coupé, un modelo mucho mayor y con mayores pretensiones y con motores de hasta 1.7 litros que se acercaban ya a los 100 CV. La gama Kadett sigue crecido y en 1965 el nuevo Kadett, el serie B ofrece nada menos que 8 carrocerías distintas… y una de ellas, ¡cómo no! Coupé. Otro coupé de Opel que me encanta y que de nuevo crece en potencia, con motores de hasta 1.9 litros y 106 CV. En 1965 se ponen las cosas serias, pues aparece un pedazo de Coupé para mi espectacular, el Diplomat Coupé con un motor nada menos que V8 de 5,4 litros y 230 CV. Era el “compañero ideal” para el Diplomat berlina, coches como decía la publicidad de la época “para gente con clase” y yo añadiría que con mucho dinero. El Commodore ha sido un coche que me ha seducido desde siempre. El primero de 1967, el Commodore A Coupé me gusta, pero el B Coupé de 1972, es un coche que me enamoró… sí, lo digo siempre, los amores de la adolescencia nunca se olvidan y yo con 12 añitos me enamoré de esta coche gracias a un cromo de una colección. Además, en estos modelos llegan los motores de 6 cilindros e inyección, en el B de 2.8 litros y 160 CV. Era un coche que podía competir sin demérito son los todopoderosos BMW 3.0 CS, pero prácticamente a mitad de precio. Otra saga espectacular son los Manta, aunque en este caso decidir si me gusta más el primero, el A de (1970 – 1975), o el segundo, el B de (1975 – 1981), me costaría más. Ambos los tuve y creo que los tengo en miniatura estática, no en Slot, y me parecían preciosos. Y no olvidéis que el Opel Manta 400 de 1981 fue homologado en Grupo B, pero la versión de serie ofrecía unos números espectaculares: 960 kg, motor 2,4 litros de 144 CV. En la versión de competición alcanzaba casi los 300 CV y, poca broma, con este modelo ganó Walter Röhrl el Mundial de rallyes de 1982. No me puedo olvidar de otro mito de los Rallyes, el Kadett C Coupé de 1973 y de otro “derivado” de una berlina, que me encantó en su momento, el Monza A1 de 1978, derivado del Senator y que era más GT que deportivo puro, pero con el que podías hacer unas derrapadas espectaculares… lo sé por experiencia propia, recuerdo aquella sesión de fotos. Y no quiero dejar de mencionar a un Opel Coupé que pretendía ser, y para mí lo consiguió, un Corvette en pequeño: Me refiero el Opel GT. Por supuesto al primero de 1968. Pero a principios de los años 80 en la oferta de Opel no había Coupés . En 1989 aparece el Opel Vectra, que supuso un verdadero salto en calidad, seguridad y equipamiento. Y para este modelo desarrollaron una plataforma específica que se benefició de la experiencia de Opel con sus Kadett, pero que era muy superior. Y que usaron en un Coupé. Por fin en el Salón de Fráncfort de 1989 pude asistir a la presentación del Calibra… me gustó, pero no me entusiasmó su línea, quizás influenciado por lo mucho que me gustaban los Opel Coupé más antiguos. Pero apenas unas semanas después pude probar los iniciales 2.0 litros tanto las versiones de 8 válvulas y 115 CV como la de 16 válvulas y 150 CV. Y recuerdo perfectamente el titular: “El mejor Opel tracción delantera”. El Calibra tenía muchas virtudes. Sin duda, una de ellas los motores, magníficos, tanto los dos que he citado como los que llegaron después, un V6 2.5 de 170 CV y el 2.0 con Turbo y 204 CV que iba necesariamente acompañado de la tracción 4x4. Otra virtud era la aerodinámica, que se traducía en silencio de marcha y consumos ajustados. El equipamiento, tanto de confort como de seguridad, era muy bueno, la habitabilidad para tratarse de un coupé era destacable, pero todo esto no era lo mejor… Lo mejor era el bastidor que, si en el Vectra iba bien, en un coche más pequeño, ligero y con tarados de suspensiones más firmes, iba de lujo. El Calibra era estable, eficaz, predecible y con buena motricidad. El Kadett GSi era un referente y ahora es un icono. Pero recuerdo muchas de las pruebas de entonces donde acabábamos diciendo que este modelo con un bastidor mejor, más afinado y más progresivo, sería el arma absoluto… Pues eso, justamente, es el Calibra, un Kadett GSi, más bonito, más aerodinámico, pero sobre todo con un bastidor a la altura de los motores, incluido el potente y casi salvaje 16V de 150 CV. Era una combinación perfecta. A medida que pasaba el tiempo, la estética, que me gustaba pero no me entusiasmaba, comenzó a seducirme más y más. Y tiene una virtud: Es intemporal. Este modelo, a pesar de sus 34 años de edad, sigue manteniéndose joven. La conclusión es que la historia y la memoria de los aficionados ha tratado mal al Opel Calibra que tiene muchos méritos para ser un coche coleccionado y deseado. Es, como he dicho y en mi opinión, el ultimo verdadero Coupé de Opel, una marca con gran tradición en este terreno. Fue y es un coche excepcional, con magníficos motores y un comportamiento soberbio, sino el mejor, al menos de los mejores de entre los coches de tracción delantera y similar potencia de esos años.