Los coches y sus calandras. ¿Por qué ahora son tan feas?
El Garaje Hermético de Máximo Sant - Un pódcast de Máximo Sant
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Parrilla, calandra, rejilla… todos sabemos de lo que hablamos, esa pieza que cubre total o parcialmente el radiador de un coche. En sus tiempos eran, sin duda, la principal seña de identidad de un coche… ¿Quién no recuerda la parrilla o calandra de los Rolls Royce estilo “Partenón”? Lo que antes fue clave en el diseño y la personalidad de un coche, ¿por qué ahora son tan feas? Francia fue pionera en la automoción y en los primeros coches, como el radiador era muy delicado, se le ponía delante sencillamente una “reja”… En España somos más finos y en vez de reja decimos rejilla o, más habitualmente, parrilla. Ya que hemos dicho que comenzaríamos por el principio, vamos al principio de todo, cuando el genio Nicolaus Otto inventó, allá por el año 1876, el motor de explosión. Lo montó en un barracón y lo puso en marcha… era muy, pero que muy primitivo, sin acelerador ni sistema de refrigeración y cuando Otto puso el motor en marcha comenzó a subir y subir de vueltas hasta que, literalmente explotó y entonces el señor Otto soltó la mítica frase de: “Es brutal, pero funciona”… muy cierta. Había que refrigerar los motores… Al principio el sistema de refrigeración eran unas simples aletas que aumentaban la superficie en contacto con el aire, aletas que habréis visto mucho de vosotros en tantas y tantas motos, con motores más simples, más ligeros y por tanto con este sistema de refrigeración… un poco pomposo llamarlo sistema. Pero a medida que aumentaba la cilindrada y la potencia el aire no bastaba y se implantó la refrigeración líquida. Alrededor de los cilindros circulaba agua que, a través de unos manguitos, se llevaba a un radiador delantero. Una simple piedra que golpease el radiador, algo sencillo por esos caminos, provocaba una fuga y una grave avería. ¿Cómo proteger al radiador? Una solución fácil, simple y eficaz era poner una reja, mejor rejilla de entramado más denso, que protegiese al radiador de estos impactos… así nace la calandra. Al principio, no siempre el radiador iba delante del todo, como parece evidente para recibir la mayor cantidad de aire posible. Por ejemplo podían ir a los lados del motor, como en el Renault Tipo K de 1902 ganador de la carrera París-Viena. O incluso detrás del motor, como en otro Renault, el considerado como primer ganador de una G.P. de la historia, no de F1 que nace en 1950, pero sí GP, que fue el Renault de 90 HP pilotado por Ferenc Szisz, una configuración muy usado por Renault en esos tiempos, como en los 35 HP. Poco a poco el radiador y su correspondiente rejilla acaban convirtiéndose en señal de identidad de una marca. Hemos citado a varias, por ejemplo a Rolls Royce y a Mercedes, pero no podemos olvidarnos de Bugatti. Su radiador en forma de herradura era típico de la marca y solo con verlo, ya sabías que se trataba de un Bugatti. Y esto fue extendiéndose a todas las marcas. Se extendió de tal manera que, incluso cuando el radiador dejó de estar “expuesto” sino que estaba tras la propia carrocería, mantenía una forma concreta, como en el caso de la calandra de Alfa Romeo o de los dos riñones de BMW, que han llegado hasta nuestros días. Una parrilla rotunda, como por ejemplo la de Bentley o Rolls, daba sensación de poderío, pero donde esta virtud se llevó al extremo fue en los USA, con coches con enormes parrillas cromadas. Hay muchos casos, como el primer Corvette, el Pontiac GTO o prácticamente cualquier Cadillac clásico. En este caso no solo era la necesidad de aire para refrigerar y facilitar la “respiración” de los grandes V8, era una señal de poderío… Los motores habían mejorado mucho, pero necesitaban mucho aire para refrigerar sus motores. Pero sucedieron tres cosas: -Primera: Los sistemas de refrigeración eran tan eficaces que no hacían falta calandras tan grandes. -Segunda: La búsqueda de una mejor aerodinámica requería parrillas más pequeñas. -Tercero: La llegada de coches que no necesitan poco aire, no necesitan ninguno… caso de los coches eléctricos. En los coches modernos, incluso térmicos, las parrillas son más pequeñas como podéis observar en Alfa Romeo o Mercedes. En muchos casos, las parrillas son falsas, como en todos los modelos eléctricos. Por ejemplo BMW fue fiel a su parrilla en el BMW i3… pero era una parrilla falsa, no era rejilla sino un adorno, porque el motor no necesita ese caudal de aire. Este paso lo han dado muchas marcas. Coche del día. He estado tentado de elegir el Cadillac DeVille Coupé de 1955, porque esos “torpedos” me hacen gracia. Rodrigo os ha buscado alguna imagen. Pero no, al final el coche del día es el Mercedes de la serie C W115, por ejemplo un 220, que para lo que estamos hablando me parece perfecto, porque esa parrilla me tenía enamorado de pequeño.. un diseño de Paul Bracq.