Los coches deportivos más difíciles que he probado
El Garaje Hermético de Máximo Sant - Un pódcast de Máximo Sant
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Ya hicimos un vídeo de los deportivos más difíciles de conducir… pero este video es muy diferente, porque añade un matiz im-por-tan-te: Son coches que he probado en su momento y que, casi, casi, me asustaron. Hablaremos de técnica pero sobre todo de sensaciones y de conducción… será como una prueba… y de cada coche, os contaré una anécdota. No es casual que todos estos coches sean de finales de los 80… salvo uno, que es anterior, pero que probé en los 80. Ni es casual que 4 de los 5 sean turbo… y el que no lo es, sea un 16V… Ni es casual que en esta lista tengamos dos Ford. Vamos a explicar las tres cosas. Los 80 fueron años muy locos en el mundo del motor, como contamos en el vídeo “Los años 80, ¿la mejor época del mundo del motor?” Lógico porque la llegada del turbo consiguió, entre otras cosas, “democratizar” las prestaciones… ya no hacía falta comprar coches superdeportivos y muy caros para acceder a prestaciones muy altas… y la llegada del turbo de alguna manera promovió o aceleró el empleo de las 4 válvulas por cilindro. Y también hay explicación para que tengamos dos Ford en esta lista. Más que explicación, explicaciones en plural, porque Ford hacía tiempo que había apostado por la competición, pero en estos años quiso sacar partido comercial a esta apuesta ofreciendo modelos deportivos. Pero en estos años, seamos sinceros, Ford no tenía mucha “mano” para poner a punto bastidores y suspensiones. Y otra sorpresa: Cosworth tiene mucho que ver con tres de estos cinco coches. 1. Porsche 911-930 Turbo 3.3 (1977) Es el único repetido en esta lista frente al vídeo de “Los coches deportivos más peligrosos y difíciles de conducir”… lo probé en 1982 y yo, que era un enamorado de este coche, me llevé un verdadero chasco. Además, el coche que pude ensayar era la segunda versión, con motor 3.3 litros y 300 CV. También llevaba mejores frenos y un alerón aún más grande que el anterior: De la “cola de ballena” se pasó a la “bandeja de té”. 2. Ford Sierra Cosworth (1986) ¡Un peligro! Me refiero al primero, el más bonito y que es un coche que me encanta. Pero solo apto para expertos… En esta primera versión lo que hizo Ford fue meter un dos litros que gracias a Cosworth ofrecía 204 CV para un peso de 1,2 toneladas. Le puso unos frenos que no iban mal, un cambio algo lento, pero que cumplía y en cuanto a las suspensiones hizo lo que parecía lógico: Poner muelles algo más duros, amortiguadores más firmes y rebajar la altura. 3. Opel Kadett GSi 16V (1987) Recuerdo perfectamente cuando lo probé. Era un viernes y tenía el equipaje listo para salir a cubrir una carrera en Calafat cuando me llamaron de Opel y me dijeron: “Tenemos en Kadett 16V, ¿te lo quieres llevar para probarlo?” Imagino que os imagináis mi respuesta “¡Claro!” Menos de media hora después estaba al volante del que era, probablemente, el primer Kadett GSi que llegó a España. El Kadett de solo 8 válvulas ya era potente, muy potente. En esos años los coches de 16v, como el Golf, adolecían de una enfermiza falta de bajos. Pero el Kadett 16v fue el primer 16 válvulas con carácter, con altos, bajos, medios, de todo y capaz de plantar cara a cualquier turbo que se le pusiese por delante. 4. Renault 21 Turbo Quadra (1987) ¿Te sorprende? A lo mejor sí, pero después de hablar de un coche de motor trasero y 300 CV y de otro de tracción delantera y 160 CV, uno de tracción total con 175 CV y 1.300 kg puede parecer, sobre el papel, una “madre” como se dice en el argot… pues ya te digo yo que no. ¿Por qué era difícil este coche? Porque su motor tenía un tiempo de respuesta exagerado, con una entrada de potencia muy brusca, y la tracción total te daba mucha confianza… 5. Ford Fiesta RS Turbo (1990) Decíamos que el Sierra Cosworth era y es un peligro… ¡pero este Fiesta lo es tanto o más! Os lo juro. Pero esto no lo digo yo, fue un clamor de la prensa especializada en su momento: Las prestaciones de este motor superaban de largo las posibilidades del chasis. Y no solo lo dijo la prensa, también lo dijeron las compañías de seguros, que pusieron pegas a estos coches… sobre todo si el conductor era joven. El Fiesta de la segunda serie, ni en sus versiones deportivas, era un dechado de estabilidad y buen comportamiento. Pero se defendía con motores de poco más de 100 CV como los del XR2. Pero si le metías un turbo con “mal yogurt” y 133 CV… la cosa cambiaba. Conclusión. Hay otros muchos coches que cuando probé por primera vez me sorprendieron, me impresionaron o, por el contrario, me decepcionaron… si os gusta este formato que podíamos denominar de “prueba temática” pues repetiremos… Coche del día. Voy a elegir un coche que iba a poner en esta lista pero que lo he sacado porque cuando lo probé de verdad por primera vez, realmente era ya un clásico: El R8 TS de la Copa.