La lícita aspiración a la velocidad cuando conducimos nuestro coche
El Garaje Hermético de Máximo Sant - Un pódcast de Máximo Sant
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La velocidad es una lícita aspiración de todo automovilista. ¡Vamos a diseñar un mundo perfecto! Con unas normas razonables, unos límites lógicos, unos coches seductores y asequibles, con una policía que sean más pastores que cazadores y una formación a los conductores más sensata. Un mundo en el que haya menos accidentes, pero podamos aspirar a llegar antes y a disfrutar de nuestro coche… porque, nos toman por tontos… Éste es un vídeo muy crítico pero en el que, como es costumbre en este canal, aportamos ideas. Objetivo: ¿Cero accidentes? ¡Objetivo cero accidentes! Cada vez que oigo esta frase en boca de algún responsable de tráfico, me enfado mucho. ¿Por qué? Porque no se puede confundir sueños con objetivos: El riesgo cero no existe. Es un deber de todos responsables del tráfico tratar de reducir los accidentes, sin olvidar que toda actividad humana conlleva riesgo y decir que tu objetivo es "cero" es un "brindis al Sol". Hay que marcar objetivos ambiciosos, pero realistas. En la seguridad vial hay tres factores implicados: Vías, coche y conductor. Las vías pese a todo, al menos en España, en los últimos 50 años han mejorado exponencialmente; ¿Y los coches? ¡Todavía más! En todo, seguridad pasiva y activa. Pero… ¿y los conductores? Los exámenes de conducir son ridículos, enseñamos a nuestros jóvenes a aprobar no a conducir, no existe la formación continua… un desastre. El conductor es el culpable del 90 por ciento de los accidentes… ¿No resulta absurdo hacer tantos esfuerzos sobre el 10 por ciento del problema y tan pocos sobre el 90 por ciento? ¿Cuál es la mayor causa de accidentes graves de tráfico? De lejos, la distracción, según todos los estudios y según la propia DGT en el caso de España. Las nuevas autopistas, los absurdos límites de velocidad, los coches más silenciosos de la historia, cómodos y con lo que los fabricantes llaman, "info-entretenimiento", consiguen que ahora sea más fácil distraerse y perder la atención a la carretera. Una cosa es hablar de las consecuencias de los accidentes y otra de como evitarlos. Para buscar soluciones respecto a la seguridad vial hay que contar con expertos y técnicos en la materia y técnicos. Las decisiones tienen que ser técnicas no políticas ni tomadas con el corazón… Es licito querer correr. ¡Ya está bien! Un Tren puede presumir de ir rápido…y no pasa nada. Veo anuncios de ferrys presumiendo de lo rápidos que son… no pasa nada. Hay publicidades de líneas aéreas comentado lo poco que tardan en conectar dos destinos… y no pasa nada. Pero un Guardia Civil te para, por lo que sea, y lo primero que te pregunta es si tienes prisa… ¡qué pasa si tengo prisa! Si no hago nada mal, respeto las normas, soy prudente, paro si estoy cansado… ¿no es lícito tener prisa? Yo creo que sí. Es más importante la formación y la información que la persecución. Es más eficiente enseñar a conducir bien, que tener conductores asustados, con miedo a los accidentes y a las autoridades… Para comenzar: Hay que enseñar a nuestros jóvenes a conducir, no aprobar. Los exámenes deberían incluir maniobras de esquiva, frenada de emergencia, conducción en suelo deslizante y otras habilidades similares. Y la clave, la formación continua. A los conductores expertos también hay que ponerlos al día, con cursos bonificados o que incluso te permitan obtener descuentos al contratar el seguro de tu coche… como pasa en otros países. Propuestas -Formación a los nuevos conductores. Hay que enseñarles “de verdad” a conducir y los exámenes tiene que poner a prueba esos conocimientos. -Formación continua. Promover cursos para conductores expertos con ventajas fiscales y a la hora de contratar seguros, alquilar coches, etc.… -Límites de velocidad creíbles. Subir los límites especialmente en las autopistas más seguras, las de peaje. Esto redunda en seguridad y en consumo, pues donde más se gasta en en los atascos y aglomeraciones y una medida así incentivaría su uso. -Autoridades "amigas". Tratar de que el usuario viera a las autoridades del tráfico como alguien que está de su parte, no solo trabajando en las formas, por lo general buenas o muy buenas, sino en su actitud: ¡basta ya de radares escondidos en lugares sin peligro! Menos vigilar la velocidad y más la distracción y el alcohol. -¿Info-entretenimiento? No gracias. Limitar por ley las aplicaciones que puedes tener en tu coche, sobre todo si está en marcha. Promover los sistemas que impiden que se hable por teléfono, en el caso de los profesionales, salvo casos de emergencia. Conclusión Seguro que tenéis más ideas. Pero os aseguro que solo con estas, todo mejoraría mucho. ¡No nos conformemos! Creo que, como ciudadanos y como automovilistas no hay que dar nada por perdido.