Coches híbridos vs Diésel: El desafío del Siglo
El Garaje Hermético de Máximo Sant - Un pódcast de Máximo Sant
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Sinceramente: Cuidado dónde te informas. He leído en las páginas Web de algunas marcas interesadas en el tema, no “medias verdades”, sino “completas-mentiras” sobre lo buenos que son los híbridos, todos, y lo malos que son los Diésel, todos. Te vamos a contar la verdad, pero con datos reales contrastados… ¿Quieres ver quién gana el “Desafío del Siglo XXI”? Para hacer las cosas bien hay que definir dos cosas: De qué tipo de híbrido hablamos y qué uso queremos dar a nuestro futuro coche. Decir taxativamente que uno es mejor que otro para todo, sin entrar en detalles, es una inexactitud… Para ser un buen consumidor hay que saber informarse bien. Las páginas Web de las marcas son estupendas para ver los datos técnicos, en eso no nos van a mentir, para ver el equipamiento, en eso no nos van a mentir, y para ver los precios, en eso no nos deben mentir. Cómo funciona un híbrido. Un coche híbrido lleva por lo general un motor de gasolina y un depósito de gasolina. Y por supuesto llevan baterías y un motor eléctrico, o a veces más de uno, porque son muy pequeños y pueden colocarse en las propias ruedas… Tipos de híbridos. Básicamente hay tres tipos de híbridos que vamos a ver uno por uno. Hibrido convencional o “puro”. Fácil de distinguirlos: No pueden cargarse las baterías enchufándolos. Al principio las baterías se recargaban solo en frenadas y retenciones, pero en los más modernos, como os decía, el motor térmico los recarga cuando no se le exige demasiado. Híbridos “suaves” (MHEV). O si lo preferís, “mild hybrid”. Para entendernos, son modelos térmicos convencionales a los que se les ha añadido un sistema eléctrico con una pequeña batería de 48 voltios. ¿Para qué sirve esto? Pues para optimizar el consumo en casos muy concretos y sobre todo para que la marca pueda decir que su coche es híbrido. Híbridos enchufables (PHEV). O si lo preferís, “plug-in hybrid”. Además de un sistema como los híbridos convencionales, disponen de una toma para que también puedas recargar las baterías conectándolo a la corriente. Las baterías son más grandes, pesadas y caras, pero puedes recorrer una cierta distancia, legalmente al menos 40 km, en modo cien por cien eléctrico. Cómo funciona un diésel. Bien sencillo: Metes aire a “cascoporro” lo comprimes a lo bestia, inyectas gasóleo y ya está. Son ideales para usar con turbo, pues como puede meter exceso de aire al motor, no como en los de gasolina que hay que meter una cantidad exacta, se llevan muy bien con esa tecnología, que prácticamente ya usan todos los diésel modernos. Híbridos: Ventajas y desventajas. Comencemos por las ventajas: Para mí la mayor ventaja está clara: La energía que tiras en las frenadas la recuperas. Sin duda los realmente interesantes son los “enchufables”, porque en el día a día el porcentaje de uso en modo eléctrico puede ser muy alto… incluso único. Y, por último, en según qué país o ciudad, por ser considerado un coche “ecológico” tienes más ventajas impositivas y de movilidad en las ciudades que un modelo convencional. ¿Y las desventajas? Los híbridos son más caros y más complejos porque quieras que no tienen más cosas que “romperse”… no estamos hablando de un eléctrico puro que, esos sí, son “el mecanismo de un chupete”. Pero si te vas de viaje con un híbrido, sobre todo si es enchufable, te vas de viaje casi con toda la familia… aunque vayas solo. Porque entre baterías y motores eléctricos llevas fácilmente 200 kg. Y si es un enchufable, cuando se acaba la carga de la batería, se convierte en un híbrido convencional que solo carga en la frenadas, retenciones y con el motor térmicos. Diesel: Ventajas y desventajas. Mientras tanto los diésel mantienen sus ventajas de siempre y a la que unen otras. Son potentes, económicos de consumo, duraderos y más baratos, pero además ahora son menos contaminantes, más ligeros y menos ruidosos. Su mayor desventaja, aparte de la demonización por parte de algunos, es que no tienen consideración de coches “ecológicos” y nunca tienen emisiones “cero” como si puede tener un moderno híbrido enchufable. Llegamos al desafío. Por fin, llegamos a la conclusión: ¿Cuál es mejor? Voy a simplificar mucho: Si vives en una ciudad grande o muy cerca, te interesa un eléctrico. Si vives cerca o en los alrededores de una gran ciudad a la que van a menudo, pero viajas, te interesa un híbrido enchufable. Y si no vives cerca de una gran ciudad y por tanto, viajas ya sea en viajes cortos a los pueblos o ciudades próximos o no tan próximos, tu coche es un turbodiésel. Coche del día. El coche del día es el Seat León 2.0 TDi aparecido en 2020 con cambio DSG. Un coche diésel de 150 CV que va sensacionalmente bien y con en el que hice un viaje a Portugal a plena carga y digamos que “ligerito”… ¡y no gasté ni 5 litros a los 100 km! A ver qué híbrido supera esto.