Citroën 2CV: Una suspensión muy especial
El Garaje Hermético de Máximo Sant - Un pódcast de Máximo Sant
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“Se inclina, pero no se cae”. ¿Es verdad? El 2 CV tiene unas suspensiones denominadas “conjugadas” muy especiales, que permiten una estabilidad sobresaliente, que cuando la rueda delantera pasa un bache “prepara” a la trasera, que “pega las ruedas” al suelo gracias a un sistema denominado "batidores de inercia"… Hemos hecho varios podcast sobre el 2CV. Uno de historia ficción titulado “Cuando los Nazis descubrieron el 2 CV” y otro que contaba “12+1 curiosidades del 2CV que no conocías”. Pero me he dado cuenta que el más importante era este, el que describe las ideas geniales que incorporaba el modesto, pero brillante, 2CV. El Citroën 2CV es un compendio de buenas ideas, plagado de soluciones novedosas y geniales. Hay que ponerse en contexto: Este coche se comenzó a diseñar en 1937 gracias a Pierre -Jules Boulanger, que quería fabricar un cocheo barato destinado a la Francia rural el denominado “Proyecto TPV” o “coche muy pequeño”. Es famoso el pliego de condiciones que puso y es relevante para entender el reto que suponía a finales de los años 30: Tenía que contar con cuatro plazas, poder cargar 50 kg de equipaje, tracción delantera, velocidad máxima de al menos 60 km/h, caja de cambios de 3 marchas, consumo de 3 l/100 km y una suspensión que permitiera atravesar un campo arado con una cesta de huevos sin que se rompieran. El motor inicial contaba con 357 cm3 y 9 CV, suficientes para llegar a esos 60 km/h. Otra particularidad de este motor era su pesado volante de inercia para conseguir una buena regularidad… Con el tiempo llegó a los 602 cm3 y raspó los 40 CV, pero siempre fue un motor modesto. Exactamente la misma receta se aplicó a la carrocería, bastidor e interiores. El chasis era una plataforma de chapa con unos largueros sobre la que se monta a una ligera estructura de tubos que servían de soporte a los paneles de la carrocería, que eran muy pocos, y a las puertas. En esos tiempos el tema de la seguridad pasiva ni se había inventado, porque el 2CV en el EuroNCAP habría obtenido “menos 5 estrellas”. Pero era una estructura sencilla de fabricar y reparar, además de ligera. Pero en la suspensión, en una época en que la casi totalidad de los coches llevaban ballestas, era un desafío. Bueno, Citroën tenía la hidroneumática, pero ni era sencilla ni era barata. Aquí entran los ingenieros, grandes y algunos desconocidos ingenieros, con André Lefebvre a la cabeza y Pierre Meyer y Alphonse Forceau responsables de la suspensión, esa suspensión que permitía una estabilidad sin igual, confort sin igual y poder atravesar un sembrado con una cesta de huevos sin que se rompiesen. ¿Y cómo lo consiguieron? Gracias a unas suspensiones denominadas “conjugadas” que conectan las ruedas delanteras con las traseras de cada lado. Cada rueda lleva un brazo de suspensión con una palanca que se conecta a un tirador. Ese tirador cuando la suspensión baja comprime a un par de mulles, uno el propio y otro el de la rueda trasera, de forma que los “tensa” para preparar la rueda trasera. Esto permite una suspensión extremadamente blanda y suave, típica del 2CV. Inicialmente prescindían del amortiguador, pero ¿Cómo era posible? Pues gracias a los denominados “batidores de inercia” o “amortiguadores de inercia”, esa especia de botella que se ve en la parte posterior de las ruedas de los 2CV. Otro sistema ingenioso que consiste en un peso de unos 3 kg encerrado en un tubo y con un muelle, que cuando recibe un movimiento hacia arriba responde con una fuerza idéntica hacia abajo. Si os fijáis en un 2 CV la carrocería puede balancear pero la rueda sigue el perfil del camino por muy malo que sea. Gracias a este suspensión, el famoso objetivo de los huevos… se consiguió. Es verdad que, en curva, si se iba rápido, daba miedo ver la inclinación que tomaba el 2 CV… pero no se caía, no volcaba. ¿El secreto? No solo las suspensiones, que absorbían el par de vuelco aún a costa de permitir tales inclinaciones, sino el bajo dentro de gravedad. Conclusión. El diseño del Citroën 2CV es brillante y adelantado a su tiempo. Siempre he pensado que es un coche que debiese haber evolucionado más allá de lo que fue el Dyane 6 o el C8… pero la absorción de Citroën por parte de Peugeot lo impidió. Creo que este sería un buen tema para un video de “Historia Ficción” para imaginar como hubiese sido una marca Citroën independiente, atrevida y original… ¿Qué os parece? Coche del día. ¿Qué os parece el Renault Astral-e”? Me gustan los contrastes. Así que después de hablaros de un coche antiguo que es mecánica pura voy a hablaros de un SUV hibrido actual y que, confieso, que me ha sorprendido.