CANNONBALL: Ilegal y peligrosa
El Garaje Hermético de Máximo Sant - Un pódcast de Máximo Sant
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“La única regla es que no hay reglas”. Así de breve y conciso es el reglamento de la Cannonball, una carrera ilegal que une los EE.UU. de costa a costa. Ilegal y muy peligrosa. Una carrera que nació en 1971 como protesta por los absurdos límites de velocidad y en la que participaron periodistas, personajes famosos y hasta pilotos de F1… y que de alguna manera, sigue presente en la actualidad. Alguno me diréis: “Máximo, la Cannonball ya no se celebra”… pues sí y no. No, porque como carrera que reúne a muchos coches a la vez, efectivamente, ya no se celebra. Pero se siguen homologando récords de tiempo para llegar desde el Red Ball Garage en Manhattan New York, para luego atravesar todo Estados Unidos lo más rápido posible y terminar en el Portofini Inn en Redondo Beach, California. En total, nada menos que 4.546,9 km. Aprovechando la cuarentena de 2020 tres hombres, en un Audi A8 muy mejorado han establecido un nuevo récord en 26 horas y 38 minutos… No, no os voy a obligar a hacer cuentas, ya las hago yo, eso supone una media de 170,72 km/h… incluyendo por supuesto paradas a repostar o a lo que sea… no está nada mal. Pero a mí me gusta centrarme en el nacimiento, porque me parece una idea brillante para protestar por unos límites que muchos consideraban absurdos en 1979… y que mayoritariamente siguen vigentes… más de 40 años después. Entre finales de 1970 y primeros de 1971, el Congreso de los EE.UU. de Norteamérica vota la aprobación de unos límites de velocidad, para todos los estados, de 55 mph, para entendernos, 88 km/h. El activista “anti-coches”, Ralph Nader, fue uno de los responsables de que prosperase la “Clean Air Act”, una ley que imponía un límite de velocidad en las autopistas interestatales, para reducir los accidentes y la contaminación. 88 km/h en un país con una red de autopistas envidiable y enorme, unos coches potentes y unos coches deportivos, los llamados “Muscle Cars” muy apreciados por los aficionados.Toda la prensa en general y la especializada en particular, se pronunció contra esta limitación por considerarla absurda. Las “locuras” son cosas de “locos”. Y Brock Yates estaba loco… para mí un loco maravilloso con una imaginación brillante. Para otros, un loco peligroso. Probablemente ambas cosas sean ciertas. Yates sabía mucho de coches, eso es indudable. Era conocedor de las hazañas de otro “loco maravilloso”, Erwin “Cannon Ball” Baker, que había cruzado los USA de una costa a otra en múltiples ocasiones, en coche y moto, en ocasiones por carretera, pero las más de la veces por caminos e incluso por sembrados. Y a Brock se le ocurrió una idea: Convocar una carrera de costa a costa para demostrar que era seguro viajar por autopistas a velocidades elevadas. No solo era un acto de rebeldía, una manera de protestar contra las injustas y estrictas normas de tráfico, sino que pretendían demostrar que un buen conductor con un coche bien mantenido podía viajar rápido sin ser un peligro. Así nace la “The Cannon Ball Baker Sea-To-Shining-Sea Memorial Trophy Dash” o la “Carrera del Trofeo Conmemorativo Cannon Ball Baker del Mar al Mar Brillante”. Bonito nombre… y sobre todo sencillito. El 3 de mayo de 1971 se celebra la edición que podríamos enumerar como “cero”, que era simplemente una prueba. La ocupaba Brock, junto con sus amigos Steve Smith, Jim Williams y su hijo Brock jr. que hacía de “vigilante”. Brock publicó un reportaje en la revista que tuvo muy buena acogida. Y tras este buen resultado, convocaron la carrera de verdad. Consiguieron 8 participantes que arrancaron desde Nueva York el 15 de noviembre de 1971. Trataron de dar lustre y ganar relevancia fichando a un piloto de F1 y contactaron nada menos que con Dan Gurney y con un Campeón del Mundo de F1 Phill Hill. El primero dijo que sus sponsor no iban a entender esta participación y el segundo que temía perder su permiso de conducción… Está edición disparó el éxito de la “Cannonball” que en los años que van del 72 a la última edición del 79 vive su era dorada, con participantes de lujo, con equipo femeninos, personas relacionadas con el mundo del cine, que finalmente fue la causa de que se hiciese una película inspirada en la edición de 79. No se celebra oficialmente la Cannonball, pero si hay un legado y muchos aficionados que siguen haciendo esa ruta y tratando de batir récords. El récord “oficial” de 1979 fue de 32 horas y 51 minutos, con un Jaguar XJS y fue batido en 1983 con un tiempo de 32 horas y 7 minutos. Coche del día. Voy a elegir el Cadillac, un Sedán De Ville (1971) que participó en la primera edición, porque aunque seas un delincuente, no dejes de ser elegante… ¿no os parece?