Alfa Romeo 75: Te contamos la historia de este coche incomprendido

El Garaje Hermético de Máximo Sant - Un pódcast de Máximo Sant

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Alfa Romeo ha fabricado excelentes coupés y deportivos, pero creo que su especialidad han sido las berlinas deportivas. Han fabricado muchas y muy buenas, pero creo que el 75 es, sino la mejor, una de las mejores… y en cambio es un modelo que no se ha valorado, en mi opinión, como se merece… Y os recuerdo una cosa: ¡Es el último modelo cien por cien Alfa! Pero antes insisto en esto: El 75 aparecido en 1985 fue el último modelo de Alfa diseñado y producido antes de su adquisición por parte de Fiat. Para mí sólo por esto tiene un gran valor. Este coche tiene muchas razones para ser un CLÁSICO con mayúsculas y vamos a verlas todas. Porque insisto, este coche no ha sido valorado como se merece… pero… ¡para eso está Garaje Hermético! Vamos a ver argumentos que convierten a este 75 en un coche notable: Primero: Es el heredero de la excelente plataforma del “proyecto 116” o sea, del Alfetta, con cambio posterior, excelente reparto de pesos y eje trasero de Dion… Segundo: El diseño de la carrocería es obra del propio Alfa Romeo Centro Stile, en esos momentos con el genial Ermanno Cressoni al frente. Tercero: Ha montado muchos tipos de motores, pero hay que destacar el excelente 2.0 litros “Twin Spark” de doble bujía, el peculiar Turbo y el excepcional V6 tipo Busso… sin olvidar potentes turbodiésel. Cuarto: Pocas berlinas conozco que sean tan divertidas de conducir… aunque su conducción, lo advierto, no está al alcance de cualquiera… aquí no hay ayudas electrónicas y el cambio, hay que saber manejarlo. Quinta: Esta es puramente personal y es que conozco este coche a fondo he probado todas y cada una de sus versiones y la verdad, podría contaros decenas de cosas de este coche sin mirar el guion… En este podcast contamos cómo es y como iba este coche. Porque los he probado todos, pero “a tal señor tal honor” y vamos a comenzar por el que en España y en otros mercados europeos se llamó “V6 América” … ¡hasta el nombre el bonito! Este motor es, sencillamente, excepcional. Es robusto, suave, gasta poco, ofrece buena potencia, tiene una excelente curva de par y, sinceramente, conozco pocos motores que suenen tan bien y con una musicalidad como tiene este motor. El genial Giuseppe Busso inventó un sistema de contrapesos que se denominó Flying Arms que conseguían en un V6 a 60 grados una suavidad equivalente a la de un V12. Probé este coche, cuya denominación oficial y lo que ponía en su carrocería era “75 6V 3.0” y no V6. Era la versión de 188 CV que ofrecía una progresividad increíble y potencia de la buena a cualquier régimen… lo que te permitía ahorrarte algún cambio, porque ya hablaremos del cambio… Los Alfa 75 de 4 cilindros no tenían ese sonido ni esa potencia, pero lo compensaban con un mayor equilibro, gracias a la ligereza de su motor. El dos litros de doble encendido denominado “Twin Spark” ofrecía y conseguía 148 CV, que eran muchos para la época y lo siguen siendo en un motor de 8 válvulas… Para mi era mejor que el turbo. El Turbo ofrecía y también conseguía 155 CV. Insisto en esta frase de “ofrecía y conseguía” porque hay leyendas urbanas que decían que estos modelos prometían potencias que no eran reales… ¡falso! Pero la curva de par del 1.8 Turbo era una montaña rusa… hasta las 3.000 rpm. no había “nada”, algo más de 70 CV… pero en solo 1.000 rpm se pasaba al doble, 140 CV un turbo de la vieja escuela que, para sacarle partido, había que hacer uso del cambio y… Lo mejor de estos coches era que su precio resultaba muy competitivo respecto a sus rivales… que no eran muchos, la verdad. Los más claros eran los BMW Serie 3 E30, pero eran mucho más caros y más delicados de conducir. ¿Qué estaban mejor acabados? Sin duda, pero los BMW de la era “pre-electrónica” eran más delicados y menos previsibles que los Alfa Romeo. En este el motor tenía mucho que ver porque los 6 cilindros de BMW, ya sea en 2.0 o en 2.5 litros no eran tan potentes como los de Alfa, pero sobre todo eran mucho menos elásticos… la combinación de un motor que necesitaba ir alto de vueltas con un coche de propulsión trasera sin ayudas electrónicas no era fácil… si alguien lo ha llevado, te lo dirá y si llueve… ni te cuento. Tuve oportunidad, muchas veces, de comprobarlo. En este sentido, como sigo, el 75 era un coche más fácil y predecible. Y como digo, ¡mucho más barato! Los coches verdaderamente bonitos lo son si miras de frente, si miras de perfil o si miras la parte posterior. Confieso que me parece precioso lo mires por donde lo mires, pero lo más bonito no se ve… el bastidor. Porque en 1976 Porsche, como decía mi madre, “inventa la pólvora” y lanza a los cuatro vientos notas de prensa con su inventó, el sistema “transaxle”… pero Alfa Romeo llevaba con esa configuración, con el cambio sobre el eje trasero, desde… ¡los años ’50! Y además del cambio en el eje trasero, estos Alfa del “Proyecto 116” contaban con la peculiar suspensión de eje De Dion con paralelogramo “De Watt” … que explicamos en el vídeo. Bueno no os he contado todo, pero si lo bastante como para que conozcáis y apreciéis un coche tan especial como es el Alfa 75. Pero hay que hablar del cambio, porque no era un mal cambio… si el coche estaba bien mantenido. Ya sabéis que iba atrás y, por tanto, pera manejarlo, se necesitaban unos largos reenvíos. Otros coches con esta configuración, como los citados BMW o nuestros queridos Seat 124/1430, el cambio iba justo debajo de la palanca, sin necesidad de reenvío alguno y eran muy directos… En el Alfa 75 los recorridos eran largos y, sobre todo, había que marcarlos bien. Si lo hacías así, podías cambiar rápido y sin problemas… Pero cuando las gomas sobre las que articulaban estos reenvíos se daban de si, el cambio era un infierno… era necesario cambiarlos. Si compras un Alfa Romeo 75, ¡sobre todo si es un Turbo!, te aconsejo hacer esta operación que ni es cara ni es complicada y el coche es otro. En resumen, un puro Alfa… de hecho, para muchos, el último coche cien por cien Alfa… Aunque para alegría de los aficionados, parece que Alfa, como dice la frase, “ha vuelto por dónde solía”.