10 mentiras sobre los límites de velocidad
El Garaje Hermético de Máximo Sant - Un pódcast de Máximo Sant
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Alguien se debía de dar cuenta de que los radares no son eficaces para evitar accidentes. De que la policía de carretera sería más eficaz ayudando que persiguiendo a los conductores. De que los automovilistas somos más víctimas que verdugos… Vamos a desmontar unas cuantas mentiras sobre la vergonzosa gestión de los límites de velocidad. Los límites de velocidad y los radares que los controlan, en España, son un negocio y además no son eficaces para reducir la siniestralidad. Pero esto no es una opinión, os lo voy a demostrar de forma fehaciente con datos y argumentos. He dejado dos de ellos, incontestables, para el final… 1. La velocidad: Lo más peligroso. Una de las mentiras más gordas que nos quieren vender. En este vídeo insistiré en varias ocasiones en que la propia DGT no se lee sus propias estadísticas. 2. Respeta los límites, no tendrás accidentes. Pues no. La diferencia entre ir a 120 km/h o a 130 km/h no es ir seguro o inseguro… como mucho irás un 8 por ciento más inseguro. 3. Los españoles no respetan los límites. Otra mentira. Y gorda. Solo un 17 por ciento supera los límites y solo un 2 por ciento, un triste 2 por ciento, supera lo que según la DGT son velocidades peligrosas… 4. Los límites evitan la “velocidad inadecuada”. Analicemos que es eso de “velocidad inadecuada”. Es una velocidad que resulta peligrosa para las condiciones de la vía, ojo a este dato, AUNQUE ESTE POR DEBAJO DE LOS LIMITES DE VELOCIDAD. 5. Más velocidad, más accidentes. Insisto: Se ve que la propia DGT no lee sus propias estadísticas. Es muy llamativo si comparas, por ejemplo, 2004 y 2007: Dos años con una velocidad media en vías rápidas casi idéntica, 117,2 y 116,5 pero con 494 fallecidos en vías rápidas en 2004 y 140 menos víctimas en 2007… más claro agua. 6. No hay que fomentar los peajes. No os voy a aburrir con cifras, pero por hacerlo fácil, según la DGT la velocidad media en las autopistas de peaje es como unos 10 km/h mayor que en las autovías convencionales… pero hay muchos menos accidentes. La ecuación en este caso es sencilla: Si circulando 10 km/h más rápido en las autopistas de peaje hay menos accidentes, ¿no sería evidente que se debía de subir el límite de velocidad de estas autopistas esos 10 km/h? 7. Los radares los ponen por nuestro bien… Claro. Y lo de recaudar es porque no les queda otro remedio. Por eso no dedican muchos recursos a los radares… como diría mi hijo, es “¡eufemismo!”: Este año la DGT cuenta con 34 motos camufladas, 545 coches camuflados, 780 radares fijos, 23 drones y 10 helicópteros… 8. Los ingresos generados son los automovilistas. Esta afirmación es cierta y contablemente el dinero que generan los radares de la DGT se supone que va a financiar la propia DGT. Pero a nadie se le escapa que, cuando se hacen los presupuestos generales este efecto se tiene en cuenta. 9. Los límites, la mejor solución. Pues va a ser que no. Porque se da una circunstancia curiosa: Disminuye más el número de víctimas que el número de accidentes. La ecuación es sencilla: Si la velocidad media de unos años a otros es similar, sigue habiendo un número parecido de accidentes, pero menos víctimas, ¿cuál es la causa? ¡Está claro! ¡Que los coches son más seguros! 10. Más control, menos infracciones, menos accidentes. Esto es la traca final y la prueba de que la propia DGT ignora lo que nos cuenta cuando analiza las estadísticas. Agárrate: Según la DGT alrededor del 60 por ciento de los accidentes de tráfico no están relacionados con ninguna infracción. ¡Toma ya! O sea que, en vez de perseguirnos a los conductores como delincuentes, parece que sería mejor ayudarnos como usuarios… ¡parece evidente! ¡Los conductores somos víctimas, no verdugos! Conclusión. Para mí sería ésta, insisto, los conductores somos víctimas, no verdugos. Víctimas de unas carreteras mejorables, de unos exámenes absurdos, de una persecución a la velocidad injusta e ineficiente, de un tsunami de impuestos que no revierte en nosotros, de falta de controles de alcoholemia, de una Guardia Civil de Tráfico a la que la no dejan hacer lo que es su verdadera vocación y lo que mejor saben hacer que es ayudar y no sancionar, o unos directores de la DGT que son políticos de bajo perfil y no técnicos, víctimas de una falta imperdonable de apoyo a los cursos de reciclaje..… y así podría seguir, pero se nos acaba el tiempo. Coche del día. ¿Qué os parece el Toyota Supra Bi-Turbo de la 4ª generación aparecido en 1993? Con su motor de tres litros, con dos turbos, 330 CV y propulsión trasera, era un verdadero aparato. Y muy bonito. Recuerdo cuando lo probé…