Discos carbocerámicos para coches. ¿Son tan buenos?

El Garaje Hermético de Máximo Sant - Un pódcast de Máximo Sant - Domingos

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Muchos tenéis dudas sobre los discos de frenos cerámicos o más correctamente, carbocerámicos. La primera duda es ¿son tan buenos? La respuesta es un rotundo “SÍ”. Y la segunda es si ¿tienen inconveniente? Y la respuesta es la misma, un “SÍ, sí tienen inconvenientes”. Pero… merece la pena entrar en detalles… y comenzar por el principio. Os decía que, fiel a nuestra costumbre, vamos a comenzar por el principio, pero, ¿cuál es el principio? Porque esta historia no tiene un principio, sino tres. El primero, en 1942 cuando Jaguar hizo debutar en la mítica Mille Miglia el Jaguar Tipo C con discos de freno. En 1953 arrasaría en Le Mans con estos mismos frenos. El segundo, 34 años después en 1976 cuando el equipo Brabham utilizó discos de carbono por primera vez en la F1, con gran éxito. Tanto que ahora todos los usan. Y el tercer principio en 2001 cuando el Porsche 911 GT2 se convirtió en el primer modelo matriculable que podía llevar frenos cerámicos, evidentemente como opción. Y se puede decir los mismo, el éxito fue tal que ahora todos los superdeportivos llevan este tipo de frenos, o los ofrecen como opción. Luego llegaron los carbocerámicos. Este sistema ha sido una verdadera revolución, porque los frenos, la verdad, desde 1942 hasta hoy día, han cambiado poco, relativamente poco. Yo comparo los frenos con los limpiaparabrisas, porque que en pleno S.XXI quitemos el agua del coche con unas gomas que se arrastran sobre los cristales… pues no es muy moderno. Podían inventar sistemas de chorro de aire, de nano partículas o de lo que sea. Con los frenos de disco, lo mismo, se han incorporado los discos ventilados y perforados, han mejorado los materiales, pero no ha habido grandes cambios, son una cosa que roza con otra. No ha habido grandes cambios salvo, por supuesto, el ABS que ha cambiado muchas cosas. Una segunda reflexión: Los coches de hoy día, por lo general, no andan sobrados de frenos. Esta reflexión requiere una explicación. Los coches de hoy día tienen una buena primera frenada de emergencia, con antibloqueo ABS, mucha asistencia y anchos neumáticos. Pero ponte a bajar a un ritmo “ligero” un puerto lleno de curvas con un hibrido de dos toneladas: Por mucho que retengas para cargar baterías, te quedas sin frenos rápidamente. Porque hay un agravante: Los coches de hoy día son potentes, aerodinámicos y pesan mucho, lo cual no ayuda. Pero es que este tipo de uso, sencillamente, no se hace. Los trazados han cambiado y han proliferado las autopistas; y en cuanto la conducción deportiva… ¡Dios mío lo he dicho!... no se puede ni nombrar, está mal visto… Ha habido cambios en los trazados de las vías y en los usos y costumbres al volante. Excepto algunos modelos deportivos o de alta gama, los frenos de los coches de hoy día, si practicas una conducción “dinámica” -esta vez no voy a decir “deportiva”- aguantan poco o nada. Y es que poner un buen ABS y un gran servofreno es barato, pero poner discos grandes, pinzas de muchos bombines, latiguillos de calidad, etc.…. eso sí que vale dinero. Como decíamos, el incremento de peso y potencia en los coches, incluidos los deportivos, puso en jaque a los frenos de acero, tanto en capacidad de frenada como en duración de los propios frenos y pastillas… y había que hacer algo… Y es lo que hizo Porsche en 2001. Vamos con los tipos. Lo primero, no se debe confundir los frenos carbocerámicos con los de carbono puro o Carbon-Carbon (C/C) que son los usados en la F1 y en otras competiciones, más ligeros y resistentes. No valen para la calle porque su temperatura de funcionamiento óptima es demasiado alta para ponerla en los frenos de coches de calle… incluso en competición, cuando llueve, se recurre a discos de acero, pues las frenadas son más suaves y la propia agua los refrigera… es el caso de las MotoGP, que cuando llueve ponen discos convencionales. Ese es el caso de los frenos carbocerámicos o discos de compuesto cerámico se combina el material cerámico, el silicio, con fibra de carbono para aumentar su resistencia. De una marca a otra varían las proporciones y los sistemas, pero sobre todo el nombre, más por cuestiones de marketing que otra cosa. Unos se llaman Ceramic Composite Material (CCM), otros Ceramic Matrix Composite (CMC) o Carbon Ceramic Brakes (CCB). Hay marcas como Porsche que incluyen su nombre, como Porsche Ceramic Composite Brakes (PCCB). Pero es más o menos el tipo de frenos basados en la tecnología antes descrita. ¿Son buenos? ¡La verdad es que no… son buenísimos! Por qué. Por 4 motivos: 1. Aguantan temperaturas elevadísimas sin desfallecer… son interminables e inacabables incluso en coches potentes y en circuito. 2. Pesan la mitad que uno de acero o menos. Esto es clave porque los discos son peso no suspendido… 3. Son mucho más duraderos que los convencionales. En algunas marcas, si no usas el coche en circuito, te dicen que no tienes que cambiar ni pastillas ni discos en 300.000 km…. Una pasada. 4. Pueden permitir recortar las distancias de frenado (EXPLICAR sobre todo en uso intensivo) Y ahora la siguiente pregunta es… ¿tienen cosas malas? Pues sí, pero pocas. La primera, el precio: ¡valen un dineral! Nunca menos de unos 9.000 €. Y la segunda, que son más “sonoros” en ocasiones, que los convencionales… para los que vais a las carreras ese sonido os será familiar… y confieso que a mí me pone y lejos de ser un inconveniente, me parece una virtud. Conclusión. Creo que, aplicada a los frenos, esa famosa frase que dice “algún día todos los frenos se fabricarán así”, no se puede aplicar. El tipo de tráfico e infraestructuras hace que el uso del freno no sea intensivo: Sirve para parar el coche en los semáforos y para detenerlos, los más rápido posible, en caso de una frenada de emergencia. Pero las frenadas de emergencia no van una tras otra, como las curvas de un circuito. Para coches real, entre deportivos y si ruedas en circuito, ¡ojo! digo si ruedas no si compites, valen la pena. Coche del día. A tal señor, tal honor. El Porsche 911 GT2 de 2001 es el coche del día. Con 462 CV para 1.500 kg y con esos frenos, puedes rodar en circuito sin temor a quedarte sin frenos… antes te quedas sin gomas. Un buen coche del día.